Así lo ha avanzado la consultora Kantar, cuyo último informe refleja que el «delivery» creció más de un 66 % el pasado año y el «take away» lo hizo en torno a un 13 %.
De acuerdo con sus cálculos, ese 5 % menos de ingresos que hubiera registrado el sector sin envío a domicilio y pedidos para recoger en el local habría supuesto una pérdida de facturación del entorno de los 400 millones de euros.
El «delivery» ha pasado a ser un servicio utilizado al menos una vez a lo largo del año por el 44 % de los españoles, frente al 35 % de 2019.
«El envío a domicilio ha ganado en cuota lo que no ha conseguido en los dos últimos años(…) y no sólo ha crecido en cifras, sino que ha provocado la creación de más establecimientos de comida para llevar», ha señalado la directora en Kantar Worldpanel del área de análisis avanzado de datos, María Josep Martínez.
Este «boom» ha provocado una «transformación» dentro del sector, como demuestran la incorporación de chefs con estrella Michelin al «delivery», la aparición de «cocinas fantasma» -cerradas al público y centradas en los pedidos para llevar- y el aumento del uso de códigos QR o las reservas por internet.
Los responsables de la consultora han recordado en un comunicado que el de la restauración es uno de los sectores más perjudicados por la covid-19 y las restricciones aprobadas para evitar contagios, y han subrayado que incrementar la frecuencia de las visitas a los locales físicos será «clave» para su recuperación a lo largo de 2021.
Además, Kantar han señalado que el trasvase del consumo de fuera a dentro del hogar puede beneficiar la apuesta de las cadenas de supermercados por la sección de «listo para comer» -platos preparados para llevar-, con Mercadona, Carrefour y Lidl como las compañías que más crecen en este segmento.