El consejero, que ha pronunciado hoy la conferencia inaugural del curso organizado por la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) sobre ‘Valorización de los subproductos del olivar. Una estrategia de mejora competitiva’, ha dicho que la reutilización de estos residuos «es la base de la bioeconomía, una necesidad ante el cambio climático, una solución y, sobre todo, una oportunidad de futuro en las zonas rurales de Andalucía».
«A ello dedicamos uno de los mayores esfuerzos en nuestra comunidad autónoma a través de la Estrategia Andaluza de Bioeconomía, que ha acabado su exposición pública en el mes de agosto y que la pondremos en marcha a lo largo del mes de septiembre», ha anunciado.
Rodrigo Sánchez Haro se ha mostrado tajante al afirmar que «la bioeconomía en Andalucía es ya un hecho, pero tenemos que seguir avanzando porque estamos preparados para hacer de ésta el futuro de las zonas rurales».
En este sentido, ha observado que «disponemos a largo plazo de la materia prima, contamos con infraestructuras para gestionar estos subproductos, crecemos en mano de obra cualificada, se cuenta con el apoyo de instituciones públicas como la propia Consejería de Agricultura y con la contribución de las universidades, Grupos de Desarrollo Rural (GDR) y el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa)», a lo que ha unido que «existe un mercado en expansión.
Respecto al sector olivarero, ha recordado que abarca una extensión de 1,4 millones de hectáreas y supone una red agroindustrial de 800 almazaras, 16 refinerías de aceite de oliva, más de 200 entamadoras y 40 plantas para la extracción de orujo.
Igualmente Andalucía produce un millón de toneladas de orujillo al año, casi 350.000 toneladas anuales de huesos de aceituna y más de dos millones y medio de toneladas de restos de poda.
«Todas estas cantidades se traducen en un potencial total de energía de 570.000 toneladas equivalentes de petróleo, y todo ello supone para esta región empleo y riqueza», según el consejero.
Los principales aprovechamientos de estos subproductos del olivar son la generación de energía eléctrica y térmica, la llamada bioenergía, en un 79 % de los casos, y como materia orgánica para el suelo y compostaje en un 15 %.
En la actualidad la industria del olivar incluye otros procesos industriales para la utilización de subproductos para alimentación animal, fertilizantes, energía y compostajes, además de actuar cada día más como bioindustrias.
En este punto, el consejero ha incidido en que el sector está preparado para más opciones de aprovechamiento a través de nuevos bioproductos de valor añadido procedentes del olivar, como por ejemplo cosméticos, bioplásticos, lubricantes o nutracéuticos (productos que combinan propiedades nutricionales y farmacéuticas).