Reino Unido acaba de aprobar nuevos cargos a las importaciones de productos de origen animal y vegetal, una medida que, según Nigel Jenney, director ejecutivo del Fresh Produce Consortium (FPC), “paralizará” la industria de productos frescos en el país. Además, sumará unos 200 millones de libras ‘extra’ en costes a toda la cadena de valor agroalimentaria.
Los cargos, introducidos como parte de los controles fronterizos posteriores al Brexit, agregarán millones en costes adicionales a la industria, al tiempo que “aumentarán innecesariamente los precios para las familias”, lamenta Jenny.
Según expertos del sector, esta medida supondrá, además, un “golpe devastador” para un sector que enfrenta “desafíos sin precedentes”.
Y es que, según el director ejecutivo del FPC, “representan un impuesto directo a las empresas”. Además, continúa, “es una medida que, sin duda, destrozará la confianza en la cadena de suministro y ya está alentando a los exportadores de la UE a reconsiderar su compromiso de abastecer al Reino Unido”.
¿Subida de precios?
Mientras la industria muestra su malestar por la entrada en vigor el próximo 30 de abril de estos nuevos Cargos por Usuario Común (CUC), desde el Gobierno británico el restan importancia y, de hecho, afirman que el incremento de precios para el consumidor será “insignificante”.
Los importadores, por su parte, alertan de los retrasos en cascada, interrupciones y aumento de costes en espiral que, inevitablemente, se trasladarán a los compradores.
Los cargos
Entre los nuevos cargos impuestos, desde el FPC apuntan, por ejemplo, a las 145 libras por cada envío que llegue a Reino Unido a través del puerto de Dover o el Eurotúnel.
“Puede que esto no parezca mucho, pero con solo una pequeña cantidad de envíos realmente inspeccionados, el costo de inspección se podría disparar hasta las 5.000 libras”, concluye Jenney.