La producción final en la campaña pasada, a falta de conocer el balance definitivo, se situó en un poco más de 3 millones de toneladas, lo que supuso un descenso del 19 por ciento respecto de la anterior, mientras que el precio medio fue un 12,3 por ciento superior, según los datos del Observatorio de Precios de la Generalitat.
Sin embargo, según un comunicado de la organización agraria, el binomio producción y precio percibido ha supuesto finalmente una perdida de renta de más de 60 millones de euros, lo que representa una descenso del 3 por ciento respecto a la campaña 2014-2015.
Según han detallado, en la pasada campaña, los precios pagados al agricultor lograron un incremento generalizado en el global de variedades aunque no han compensado la disminución de la producción y como consecuencia de este desequilibrio el citricultor valenciano ha visto disminuidos sus ingresos y ha perdido renta.
El comportamiento por grupos -e incluso variedades dentro del mismo grupo- ha sido muy distinto y así, en mandarinas el descenso de producción fue del 19 por ciento y el aumento de precio del 5 por ciento, por lo que la pérdida de renta fue del 8 por ciento, aunque en la variedad satsuma la pérdida de renta superó el 18 por ciento.
En naranjas el descenso de producción fue del 17 por ciento y el incremento del precio resultó del 33 por ciento, por lo que la renta media se elevó un 2 por ciento, debido fundamentalmente a los magníficos resultados de variedades tardías como Valencia Late y Navel Powell, fundamentalmente.
El comportamiento de los limones ha sido también positivo pero no tanto como hacía suponer el incremento de precio de más del 38 por ciento en relación a la campaña anterior y del 84 por ciento sobre la media de las últimas cuatro campañas.
En concreto, la producción fue un 28 por ciento inferior a la campaña anterior y por esta razón, la renta fue un 20 por ciento superior a la anterior.
Para la nueva campaña que arranca, y a falta de confirmar los datos con el aforo oficial de la Conselleria de Agricultura, parece que la producción será algo superior a la de la pasada, ha apuntado el sindicato.
Segun La Unió, a pesar de la grave y preocupante sequía, que marca este inicio de campaña, "venimos de otra con muy baja producción y por tanto, habrá en campo una mayor cosecha, aunque la evolución posterior puede dejar muchas sorpresas conforme se agudice o alivie la situación de extrema sequía que se vive en el campo".
Sin embargo, han destacado que "el precio en campo no ha podido empezar peor para los agricultores, ya que en líneas generales es inferior en un 17 por ciento respecto a las mismas fechas de la campaña anterior".
En la última semana de agosto el precio medio de las satsumas ha sido un 22 por ciento inferior, el de la variedad Marisol ha sido un 88 por ciento más baja, de la Oronules un 20 por ciento inferior y de la Navelina un 11 por ciento inferior.
Por el contrario de las compraventas en Arrufatina y Clemenrubí se extrae que han sido un 3 y un 6 por ciento superiores, respectivamente, mientras que los tratos en la Clemenules son similares a los de la campaña anterior.
Otro aspecto negativo del inicio de campaña es el incremento de costes como consecuencia del mayor número de riegos, de los costes energéticos y de las labores de aclareo para conseguir mayor calibre o de los tratamientos fitosanitarios por la proliferación de plagas.
Estas circunstancias, junto al problema de la pinyolà aún no solucionado y al caos varietal en el que los intereses de los licenciatarios están muy por encima del de los citricultores, auguran para La Unió "una campaña citrícola sumamente complicada sin tener en cuenta claro los designios de la caprichosa climatología".