Aunque reconoce que ha habido «efectos negativos» por las limitaciones a las financiaciones extranjeras, el ministro ruso destaca que «las sanciones también han ayudado al desarrollo de nuestra industria».
En especial, explica que «el embargo ruso a una parte de las importaciones occidentales ha permitido el crecimiento del 4-5 por ciento anual de nuestro sector agroalimentario» con un tirón del 20 por ciento cada ejercicio desde 2014 para la maquinaria agrícola.