En el último informe de esta agencia de la ONU sobre el impacto de los desastres asociados al clima en la agricultura, los países latinoamericanos son, junto con los asiáticos, los que más han visto aumentar sus importaciones como consecuencia de esos fenómenos.
Entre 2003 y 2011 los Estados de América Latina y el Caribe compraron productos básicos agrícolas del exterior por valor de 13.000 millones de dólares (12.300 millones de euros), mientras que sus exportaciones descendieron en 1.000 millones de dólares (945 millones de euros).
El especialista en Emergencias de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Neil Marsland explicó hoy a Efe que en general los grandes desastres conllevan una disminución de la producción doméstica y de las exportaciones, lo que también ha sucedido en Latinoamérica y el Caribe.
"Eso afecta a la cadena de valor. Empieza por los productos básicos pero si se intenta procesar algo como son los alimentos, normalmente las exportaciones de alimentos procesados o frescos caerán y las importaciones crecerán", sostuvo.
En total, las pérdidas estimadas en la región fueron de unos 11.000 millones de dólares (10.360 millones de euros) en términos de producción agrícola, sobre todo entre cultivos comerciales como el café, la caña de azúcar y las frutas tropicales, y entre otros básicos como la yuca o la papa.
Solo en Brasil, por ejemplo, el rendimiento del café cayó un 10 por ciento tras la sequía de 2007, con el consiguiente impacto en los precios del mercado internacional, según el estudio.
En términos relativos esas pérdidas correspondieron al 3 por ciento del valor estimado de la producción de la región, según los datos del informe, que agrega que un 55 por ciento de los daños fueron ocasionados por inundaciones y en menor medida por sequías y tormentas.
Entre otros casos, el estudio analiza la situación en Brasil tras las inundaciones de 2009 en el noreste, en Colombia tras las de 2007, 2008 y 2011; en México tras el huracán "Emily" de 2005, las inundaciones de Tabasco en 2007 y la sequía de 2011; y en Paraguay tras la sequía registrada entre 2011 y 2012.
"Las inundaciones son mucho más destructivas en términos de infraestructuras y las sequías causan menos daños, pero estas pueden generar grandes pérdidas de cultivos y de ganado", apuntó Marsland.
El experto también destacó el problema de la sequía en Centroamérica, especialmente en la zona del Corredor Seco, que esta temporada está en alerta por el posible impacto negativo del fenómeno de El Niño.
Frente a la climatología adversa, el técnico de la FAO detalló que existen estrategias que incluyen la distribución de semillas y fertilizantes, o la reconstrucción de sistemas de irrigación, carreteras y almacenes de grano.
Asimismo, dijo, a veces los agricultores pueden recibir dinero en efectivo para comprar alimentos a cambio de labores como la limpieza de los canales de riego, o beneficiarse de seguros, incentivos para la exportación y acuerdos comerciales entre países para favorecer los intercambios en esta clase de emergencias.