El inicio de la certificación supone la llegada al mercado de las primeras cerezas que cuentan con la contraetiqueta que garantiza su máxima calidad.
El presidente del Consejo Regulador, José Antonio Tierno, ha subrayado que afrontan esta nueva cerecera «con ganas, con esperanza y con mucha ilusión, máxime después del desastre del año pasado, en el que se perdió la mayor parte de la cosecha después de un episodio de tormentas y lluvias constantes».
Frente a estos resultados, las estimaciones se presentan más positivas para este año, y desde la DOP se espera «que la campaña supere a la anterior y que sea buena tanto en volumen como en cantidad, aunque dependemos de que no haya problemas de climatología adversa», ha agregado Tierno.
Por el momento, la campaña avanza con unos ocho o diez días de adelanto y, de acuerdo con el presidente del Consejo Regulador, «no ha encontrado más problemas meteorológicos que los que suelen ser habituales en esta época de primavera».
«A pesar de las lluvias de Semana Santa, en plena floración, se calcula una recolección estimada de 400 toneladas de Navalinda, y unas 2.000 o 3.000 de picota», ha detallado José Antonio Tierno.
La variedad Navalinda es la única variedad certificada del Valle del Jerte que se recolecta con pedúnculo, y su maduración temprana le hace ser la primera en llegar al mercado.
Tras su certificación, la DOP continuará con las picotas del Jerte, que se caracterizan por su sabor dulce y porque se desprenden del pedúnculo de forma natural.
Así, en el momento de la recolección, este queda prendido del árbol y el fruto se comercializa sin él.
Las picotas certificadas cuentan con cuatro variedades diferentes: Pico Limón Negro, Pico Negro, Pico Colorado y Ambrunés.
Esta última destaca por ser la que representa un mayor porcentaje de la producción total, aproximadamente un 80 % o 90 % de la cosecha.
En el Valle del Jerte se cultivan más de cien variedades de cerezas y picotas, pero solo cinco cuentan con el sello de calidad de la DOP.