Así lo ha trasladado la Asociación Nacional de Productores y Comercializadores de Ajo (ANPCA), que este viernes, durante la inauguración de la LI Feria Internacional del Ajo en Las Pedroñeras (Cuenca).
La asociación ha señalado que el descenso de la producción no se debe a una merma significativa en la superficie, sino a un menor calibre de los bulbos, «consecuencia directa de factores climáticos adversos».
«La falta de horas de luz durante un marzo especialmente lluvioso, unida a temperaturas anómalamente bajas hasta mediados de mayo, han condicionado el desarrollo vegetativo del cultivo», ha explicado la asociación.
Menos superficie
ANPCA también ha advertido que la superficie cultivada de ajo morado ha vuelto a disminuir en un 8 % respecto a la campaña pasada, consolidando una «preocupante tendencia a la baja frente a otras variedades».
En el caso particular de esta variedad las pérdidas de calibre han estado relacionadas con el brusco aumento de temperaturas a partir de mediados de junio, que precipitó el final del ciclo en las principales zonas productoras, como Castilla-La Mancha.
Esta circunstancia impidió que las plantas alcanzaran su máximo potencial de desarrollo, aunque se logró una calidad final notable, especialmente en lo que respecta al aspecto, la sanidad y la conservación del bulbo.
Calidad incuestionable
“La calidad del ajo español esta campaña es incuestionable, pese a las dificultades”, explican desde el sector productor, que advierte que «las condiciones de manejo del cultivo siguen deteriorándose año tras año, y la disponibilidad de materias activas fitosanitarias eficaces es cada vez más escasa».
ANPCA también se refiere a «problemas estructurales que afectan a la sostenibilidad del cultivo». «El aumento sostenido de los costes salariales y de insumos agrícolas, los robos en campo, cada vez más frecuentes y organizados, y la reducción de disponibilidad de terrenos adecuados para el cultivo», ha señalado.