“El nicho de mercado de la sandía mini es cada vez mayor”, afirma en declaraciones a la revista F&H Miguel Ángel Jiménez, CEO de Jimbofresh, quien argumenta esta afirmación en el hecho de que los hogares cuentan cada vez con menos miembros.
“Las familias son cada vez más reducidas”, apunta y añade que, de hecho, “el porcentaje de ‘singles’ alcanza entre el 40-50 %, por ejemplo, en los países escandinavos”.
Sin embargo, si el nicho de mercado existe y, sobre todo, se expande, “el agricultor no es muy entusiasta a la hora de cultivarla”. Y es que, a menor tamaño, menor rendimiento por hectárea y, por tanto, menos ingresos.
Aun así, en Jimbofresh abogan por desarrollar este mercado, apoyándose en la mejora genética de las casas de semillas. “Están trabajando duro para conseguir cuanto antes variedades minis con una productividad media-alta, que resulten más atractivas para los agricultores”.
Y de hecho, en su caso concreto, están en plena búsqueda de nuevos materiales que combinen tamaño, productividad y, cómo no, que “satisfagan al consumidor gracias a su buena comida, alto brix y bonita coloración, lo más roja posible”.
Nuevos proyectos
La compañía no se limita, en cualquier caso, a la búsqueda de nuevas variedades de minis que respondan a las necesidades de toda la cadena de valor, sino que, además, trabaja para la incorporación a su portfolio de sandías con colores de carne claramente diferenciadores.
“Además de la ya conocida de carne amarilla, se ha desarrollado una magnífica variedad de carne naranja que, a buen seguro, será un éxito en los mercados”, concluye Jiménez.