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Ganar al consumidor por el paladar, reto para la I+D hortofrutícola

Ganar al consumidor por el paladar y neutralizar frases como "la fruta no sabe a nada" o "este tomate no es como los de antes" es el gran reto de la investigación hortofrutícola, según el presidente del comité de comercialización de la patronal de exportadores Fepex, José Gandía.

Gandía defiende, en una entrevista con Efeagro, que España es uno de los países más avanzados en la innovación para la mejora de frutas y verduras, pero la meta a alcanzar es la obtención de un producto que no decepcione a los consumidores -cada vez más exigentes-, y aporte algo superior a sus recuerdos.

"España es una potencia en la producción hortofrutícola y uno de los sitios donde se dedica más tiempo y esfuerzo a innovar (…) En genética o identificación de ADN estamos entre los primeros actores mundiales, con EEUU y China", según Gandía, presidente también de la empresa de fruta SAT ROYAL, situada en la provincia de Sevilla.

Añade que en algunos campos relacionados con la genética el nivel de determinados investigadores españoles es "extraordinario" y está "por encima de EEUU".

Esta línea de investigación es importante para conocer qué tipo de combinación genética de una especie vegetal aporta el color, el aroma o el sabor y, según Gandía, es el gusto lo que determinará que el producto tenga aceptación en el mercado español o europeo, pues en el norteamericano prima más la apariencia.

El desafío es ajustar el fruto al "paladar del momento", porque "evoluciona a una velocidad extraordinaria, hoy nos enfrentamos a experiencias de sabores y aromas que no eran frecuentes hace cinco años y más en España, con la evolución de la gastronomía", subraya.

Como ejemplo explica casos de viveros que venden cerezos para jardinería, donde los clientes piden una variedad que han oído que da frutos con buen gusto; seis o siete años después, cuando los árboles entran en producción, perciben que la cereza "no tiene que ver con lo que pensaban antes que era bueno".

Los investigadores trabajan también frente a la nostalgia, porque las personas "añoran los sabores de la fruta que tomaban hace 20 o 25 años o cuando eran niños, pues en aquella época les parecían buenísimos".

"La imagen romántica de que la fruta de antaño es mejor va vinculada a que lo que ofrecemos ahora no es lo suficientemente bueno para que sea considerado extraordinario. Ahí está la carrera que hay que ganar, que el sabor sea singular y el consumidor lo aprecie. No es fácil".

"Un ejemplo muy frecuente es el de los tomates (…) Decimos que no saben como antes. En realidad hay un trabajo de laboratorio e investigación para dar apariencia de un tomate tradicional, como era hace diez o quince años, pero con sabores de ahora y sofisticados, que se correspondan con la sensibilidad actual", según Gandía.

Otra prioridad en la innovación hortofrutícola es conseguir presentaciones que realcen el producto.

Respecto a la necesidad de recursos económicos para I+D, Gandía reconoce que en España el "fraccionamiento de equipos y en diferentes autonomías" a veces repercute en la falta de comunicación entre universidades, además de admitir que a veces faltan medios.

Sin embargo, asegura que el sector está haciendo "esfuerzos formidables" para potenciar investigaciones que están consiguiendo muchos resultados prácticos.

Apunta que "al igual que ha ocurrido con el vino o la gastronomía", España ha logrado reconocimiento "como uno de los actores mundiales" en innovación hortofrutícola, pero hace falta ser "conscientes", dar facilidades a las empresas o se perderá ese liderazgo.