Pero la esperanza y la ilusión han vuelto a estos distritos fronterizos con Costa Rica. El Gobierno de Panamá aprobó el pasado 30 de noviembre la firma de un contrato de 100 millones de dólares para reactivar esta zona con una subsidiaria de la empresa estadounidense Del Monte, denominada Banapiña de Panamá, S.A.
El contrato, que aún tiene que ser refrendado por la Contraloría y presentado por el Ejecutivo en la Asamblea Nacional, generará cerca de 3.100 empleos directos y 12.000 indirectos, según el Gobierno.
El anuncio fue aplaudido y celebrado por todo lo alto por las autoridades locales, los empresarios y los propios ciudadanos.
"La situación ahora mismo está más difícil que nunca. Antes nos ayudaban los palmicultores y las cooperativas, pero en los últimos tiempos han sufrido un bajón muy significativo por la baja en el precio internacional de la tonelada de aceite. Por eso nos sentimos contentos y complacidos con este anuncio", dijo el alcalde de Barú, Franklin Valdés.
"Yo trabajé con la industria bananera en sus mejores momentos y sé que ese rubro trae prosperidad e implica bajo desempleo", añadió.
La industria bananera en Chiriquí explotó en los años 30 del pasado siglo y, años después, el banano llegó a convertirse en el producto estrella del país. Panamá alcanzó a exportar en sus mejores años más de 1 millón de cajas anuales y a emplear a más de 11.000 trabajadores.
La estadounidense Chiquita Brands es la empresa que desde el inicio ostentó el monopolio de la comercialización del banano en el distrito de Barú, pero decidió abandonar el negocio en el año 2008 y transferírselo a los trabajadores de las fincas, que se agruparon en una cooperativa llamada Coosemupar, que no consiguió relanzar el sector.
Hoy en día, las fincas donde entonces se cultivaba el banano lucen inundadas de herbazales y arbustos y los sistemas de cable para trasladar las frutas de los campos de cultivo a los almacenes están en avanzado estado de deterioro. El panorama es, sin duda, desolador.
"Han sido unos años muy difíciles, de desintegración familiar, abandonos de hogares, escasez de alimentos… Es una situación insostenible y cada día va en detrimento", reconoció a Efe el exdirigente sindical Edgar Omar Williams.
Del Monte lleva interesada en invertir en Barú desde 2009 y a mediados de abril de ese año llegó a un principio de acuerdo para administrar las plantaciones bananeras durante 25 años con el Gobierno del entonces presidente Martín Torrijos (2004-2009), pero el trato al final no se llegó a concretar.
La presidente de la Cámara de Industrias y Agricultura de Barú, Eira Sánchez, afirmó en declaraciones a Efe que el anuncio del Gobierno "ha generado expectativas muy altas en la región", pero le pidió a los diputados de la Asamblea que ratifiquen el contrato lo antes posible porque "el desempleo en la zona alcanza el 62 %".
La duración del contrato es de 20 años prorrogables, aunque la empresa está obligada a invertir al menos 100 millones de dólares durante los primeros 7 años. El Gobierno calcula que la producción será de 2.700 cajas de banano por hectárea al año y que las hectáreas sembradas alcanzarán las 5.800.
"Muchos jóvenes están deseosos de encontrar un empleo. Este anuncio ha traído alegría porque la gente sabe que muchos de los trabajadores que tuvieron que salir de Chiriquí, regresarán ahora", declaró Porfirio Acosta, un viejo residente de esta zona.