Latinoamérica

Argentina consigue la IG para el Melón de Media Agua

Con características únicas propias de las condiciones climáticas, tipo de suelo y los saberes de San Juan, este producto cultivado por agricultores familiares obtuvo, con el apoyo del INTA, el sello de Indicación Geográfica (IG).

Grande, aromático, muy dulce, jugoso y de textura firme. Así es el melón que producen más de 100 agricultores familiares en la localidad de Media Agua –San Juan– que ahora cuenta con el sello de calidad Indicación Geográfica (IG). Un logro de productores e instituciones del sector, entre ellas el INTA, el gobierno de San Juan y el municipio de Sarmiento, que impulsaron el desarrollo territorial y el agregado de valor en origen, publica el INTA.

Débora Lavanderos –técnica del INTA Media Agua, San Juan y colaboradora del proyecto– subrayó la importancia del sello por permitir que “los melones de la región se distingan sobre otros similares por su calidad garantizada y de origen, lo que impacta y mejora su posicionamiento y comercialización en los mercados”.

Entre los objetivos de la creación de la IG, la técnica destacó que trabajaron en la asistencia a la promoción de la agricultura en general y de su cultivo en particular. “También nos enfocamos en el incremento de la rentabilidad mediante el resguardo del prestigio comercial del melón de Media Agua, como así también su autenticidad y originalidad”.

“El melón es un producto alimenticio que sólo puede venderse en fresco sin ningún tipo de industrialización”, explicó Lavanderos quien además aseguró que la “única manera de agregarle valor a la producción era la obtención de un sello de calidad”.Por esto, más de 100 agricultores familiares se reunieron y, mediante una reconstrucción colectiva, definieron las características particulares del melón que allí producen.

Asimismo, consideraron las características naturales y geográficas de la región, como así también los saberes propios de quienes los cultivan.Gracias al trabajo articulado de varios organismos del Estado, determinaron un protocolo consensuado de los parámetros productivos, normas de inocuidad, cualidades físico químicas y organolépticas, y demás aspectos técnicos. Con esta información, se impulsó la construcción de la indicación geográfica como una herramienta para fomentar el desarrollo territorial y el agregado de valor en origen.