La carrera para abastecer a los nuevos mercados de biocombustibles ya ha empezado en Argentina, que cuenta con materia prima accesible, una red logi´stica integrada y una fa´cil salida a los puertos.
Tanto las empresas multinacionales: Bunge, Glencore y Louis Dreyfus, como los grandes grupos argentinos: Vicenti´n, Molinos y Aceitera General Deheza esta´n construyendo plantas de biodiesel. Estas empresas tendra´n una capacidad
de 1,46 millones de toneladas anuales, que sera´n operativas al final de 2008.
Por otra parte, hay proyectos en marcha de grupos tanto nacionales como internacionales que podri´an incrementar la capacidad de produccio´n en 1,56 millones de toneladas adicionales antes de 2010.
Esta fiebre por el biodiesel no ha sido frenada, ni por el debate sobre la competencia con los usos alimentarios del aceite, ni por los reparos puestos por la actual legislacio´n argentina, ni por la ausencia de un precio internacional para
estos combustibles, ha sido el incremento de la demanda, que ya supera los 15.000 millones de do´lares y que se espera que se triplique en 2015, lo que ha impulsado las inversiones en el sector.
La obligatoriedad de mezclar biocombustibles con las gasolinas y el gasoil en muchos pai´ses, en especial la Unio´n Europea y Estados Unidos, han dado garanti´as para el desarrollo del sector. En Argentina, la ley establece que, en
2010, las gasolinas y el gasoil deben contener una mezcla del 5% de biocombustibles, esto supondra´ unas necesidades de 600.000 toneladas de biodiesel y 160.000 toneladas de etanol, el resto se destinara a la exportacio´n.
Esta tendencia a la produccio´n para exportar biodiesel se debe, en parte, a la imposicio´n que tiene el biodiesel (5%) frente al aceite de oleaginosas (24%) o al propio grano (27%).
