En su campaña de búsqueda de apoyos, de la que ha informado Change.org, esta invidente relata las complicaciones que sufre para consumir los productos que compra en supermercados y que carecen de un etiquetado que ella pueda interpretar.
«Me llamo Rocío, soy ciega y quiero llamar la atención sobre las indudables ventajas y el consecuente incremento de autonomía, independencia y accesibilidad que puede significar un correcto etiquetado en braille para productos de alimentación, cosmética y otros accesorios», ha apuntado en su solicitud.
Ha recordado además que en otros países ya hay supermercados que facilitan así la distinción de sus productos, como ocurre en España con los medicamentos que se venden en farmacias, lo que a su juicio demuestra que es «perfectamente posible» aplicar una legislación para exigir este etiquetado.