En este sentido, han explicado que el sistema, tal como está concebido, aplica la rebaja de módulos a aquellas zonas y cultivos que hayan sufrido un descenso de su producción como mínimo del 30 por ciento como consecuencia de adversidades climáticas respecto al año anterior.
Así, no se toma como referencia un año climatológicamente normal en el que no se han producido mermas de cosecha, sino el anterior al actual, cuyas características pueden variar.
«El campo valenciano viene sufriendo desde 2012 cuatro años consecutivos de sequía y, además, a finales de 2016 se produjeron daños devastadores a causa de diversos temporales de lluvias persistentes, gota fría, pedrisco, ola de frío y viento», ha afirmado el presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado.
A su juicio, es «evidente» que todos los cultivos valencianos y todos los términos municipales «acumulan problemas debido al clima», por lo que ha considerado que «no tiene ningún sentido comparar este año con el anterior, que también fue excepcionalmente problemático, sino que lo correcto sería aplicar una rebaja de módulos proporcional a las pérdidas sufridas respecto a un año normal».