El ensayo, iniciado en 2013, abarca cinco hectáreas, distribuidas en 12 parcelas. El programa aborda diferentes líneas de actuación, tales como la creación de una colección de variedades potencialmente utilizables como parentales en los cruzamientos intervarietales, su caracterización integral y la evaluación de descendencias y selección de ejemplares de interés, entre otras.
Se trata de obtener nuevas variedades de maduración temprana, de elevada calidad de fruto, con autocompatibilidad floral y resistencia al virus de la sharka, lo cual se considera indispensable para asegurar el futuro y la rentabilidad de este cultivo.
En el proyecto participan técnicos e investigadores del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida) y el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC).
España es uno de los principales productores mundiales de ciruela debido, entre otras cosas, a la buena adaptación de las variedades de ciruelo japonés a sus condiciones climáticas y a la posibilidad del cultivo de variedades precoces, que permiten producciones en mayo y junio, lo que evita en gran medida la competencia en los mercados europeos, con las consiguientes ventajas económicas.
No obstante, en los últimos cinco años se ha producido una disminución de la superficie cultivada, tanto en la Región de Murcia como en la Comunidad Valenciana, dos regiones tradicionalmente productoras de ciruela que han perdido más de 1.000 hectáreas de cultivo cada una.
El cultivo del ciruelo en España presenta una serie de deficiencias y problemas, tales como la procedencia foránea de las variedades utilizadas, que obliga a los agricultores a pagar elevados royalties, su inadaptación a las condiciones climáticas generalmente por elevadas necesidades de frío invernal, su autoincompatibilidad frecuente (necesitan ser polinizadas por otra variedad), o su calidad gustativa, entre otras.
Otro grave problema que afecta fundamentalmente a la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana es la incidencia del virus sharka, que causa importantes daños en esta especie, y afecta a su producción y calidad.
Finalmente, la calidad comercial de parte de las variedades cultivadas constituye otro problema que es necesario abordar, dada la creciente competitividad de los mercados y las nuevas exigencias de los consumidores.
Ello obliga a producir una ciruela de gran calidad caracterizada por un aspecto atractivo, adecuada textura y firmeza y elevada calidad gustativa.