El histórico de los últimos tres años refleja además que, en la semana 40 (del 3 al 9 de octubre de 2016) -último periodo referenciado-, el precio rozó los 28 céntimos de euro el kilo, 9 más que en 2015 (0,19 euros por kilo) y cerca de 20 más frente al fatídico 2014 (0,09 euros por kilo) que no llegó ni a cubrir los costes de producción).
Este año comenzó con buenos precios y la semana 14 (del 4 al 10 de abril) se registró un pico máximo de 58 céntimos (49,5 céntimos la misma semana del 2015 y cerca de 31 céntimos en 2014), pero su cotización ha ido cayendo hasta situarse, en la actualidad, en torno a los 20 céntimos y "bajando", según los productores.
No obstante, 2016 registra unas cotizaciones tan altas y sostenidas en el tiempo que el sector no ha conocido en "muchísimos años", asegura el presidente del Consejo sectorial de la patata de Cooperativas Agro-alimentarios, Jesús Carrión.
A estas alturas de la campaña, ya sólo queda Castilla y León sacando las últimas patatas (en total se han sembrado cerca de 20.000 hectáreas en esta autonomía con un rendimiento de unas 40 toneladas/ha este año, algo menos que en 2015).
El solapamiento que se produce con producciones centroeuropeas y, sobre todo, con el tubérculo de Francia ocasiona caídas de precios.
El responsable del sector de la patata de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Alberto Duque, lamenta las presiones que a su juicio ejerce sobre el mercado español la gran distribución, en manos francesas y alemanas, que han decidido, un año más, comprar patata de Francia en detrimento de la española.
Los productores señalan como causante del descenso de precios la "invasión", desde hace unos años, de patata francesa al mercado español.
El responsable de la patata en Asaja Castilla y León, Joaquín Antonio Pino, comenta que esta situación se repite desde hace años y que con la llegada del otoño llegan también las primeras patatas de Francia y los precios empiezan a bajar.
La realidad es que España es un gran importador de patata; de hecho, de la importación hortícola en el primer semestre del año (717.749 toneladas), un 62 por ciento es de patata (446.176 toneladas) y, de esta cantidad, un 72 por ciento proviene de Francia (320.733 toneladas), según datos de la patronal hortofrutícola Fepex.
En 2015, las importaciones totales de patata rondaron las 700.000 toneladas y, de estas, más de 500.000 t eran francesas.
Cifras importantes si se tiene en cuenta que en 2015 la producción española, con cifras aún provisionales por parte del Magrama, fue de 2,2 millones de toneladas, con Castilla y León (unos 830.000 toneladas), Galicia (460.000), Andalucía (300.000 toneladas), Murcia (160.000 toneladas) y Canarias (106.000 toneladas) como principales productoras.
El hecho de que España sea uno de los mejores clientes para Francia está poniendo en aprieto a algunos agricultores y generando un "gran desencanto" en la producción que, según las cooperativas y organizaciones profesionales agrarias, podrían tener visos de solucionarse con una Interprofesional.
José Ugarrio, de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja), cree que una Interprofesional nacional -que no termina de arrancar- serviría para "planificar las campañas" y dotar de "transparencia al sector", por lo que lamenta las trabas que, desde hace años, ponen almacenistas, industriales y distribución.
Según Duque, "los intermediarios y la distribución no entienden de países" y los acusa de estar "hundiendo económicamente al sector de la patata" y de ser los responsables de que la "cadena de valor esté descompensada", porque mientras que pagan entre 18 y 19 céntimos el kilo a los productores, el consumidor paga más de un euro por kilo en el punto de venta.
Carrión comprende el nerviosismo del productor, aunque se muestra optimista y cree que los precios se mantendrán en el orden de los 20 céntimos por kilo y con tendencia al alza, porque en toda Europa los rendimientos han bajado por las lluvias.
El sector espera que los precios no bajen ya más y recuerdan con espanto agosto de 2014, cuando hubo brutal caída de precios (12 céntimos de euros por kilo), que se prolongaría hasta la última semana de febrero del 2015 (9 céntimos), pero a la que precedieron 8 semanas con unas nefastas cotizaciones en torno a 4 céntimos.
El precio mínimo para llegar a cubrir costes de producción está en torno a 12 céntimos de euro en Castilla y León, cifra que prácticamente se duplica (25 céntimos de euro/kilo), por ejemplo, en Andalucía, donde se registran unos gastos más elevados.