Ese proceso de expansión de plagas está favorecido directamente por las resistencias adquiridas por los insectos a determinados plaguicidas, así como por la pérdida de biodiversidad en el suelo y en las plantas, que reduce significativamente las defensas naturales de los cultivos frente a los insectos que les transmiten enfermedades.
Además de la reubicación de las plagas por el cambio climático, Koppert ha identificado otros factores que ya inciden negativamente en la eficacia del control biológico. Uno de ellos es el suministro excesivo de nitrógeno a la tierra, directamente relacionado con la contaminación de los acuíferos y con la multiplicación de las poblaciones de insectos plaga.
"En Almería ya hemos observado desde hace tiempo que un pico en las dosis de nitrógeno ocasiona un rápido incremento en la presencia de plaga", explica Valter Ceppi, director de Koppert España, quien resalta la importancia de entender el control biológico con un enfoque integral que debe aplicarse dentro y fuera del invernadero.
La apuesta de la empresa por fomentar la restauración de la biodiversidad se ha adoptado tras la primera reunión del grupo de trabajo puesto en marcha por Koppert para trasladar a los agricultores buenas prácticas fundamentadas en criterios científicos, con el objetivo de aumentar la competitividad de la agricultura mediante criterios de sostenibilidad ambiental, que además ayuden a reducir la mortandad de las abejas. En este grupo de trabajo, que mantendrá reuniones periódicas, participan investigadores del IFAPA (Junta de Andalucía), Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC), Centro Andaluz de Evaluación y Seguimiento del Cambio Global (CAESCG) y representantes de Ecologistas en Acción y Grupo Ecologista Mediterráneo.
Control biológico
Para restaurar la biodiversidad en zonas agrícolas, Koppert destaca la importancia del control biológico de conservación, que consiste en utilizar las herramientas de defensa que encontramos en la propia naturaleza mediante el uso de determinadas plantas que son idóneas para la colocación de setos entre invernaderos y de cubiertas vegetales en el interior de las fincas, a modo de plantas refugio para los insectos beneficiosos.
El control biológico de conservación es el complemento perfecto a las sueltas selectivas de insectos.
De acuerdo con las investigaciones llevadas a cabo en el Centro IFAPA La Mojonera, es aconsejable la utilización de plantas autóctonas para la construcción de setos vegetales que ejerzan una función de barrera natural e impidan que las plagas pasen de unos invernaderos a otros.
Los trabajos del Centro IFAPA La Mojonera indican, además, que las plantas arbustivas autóctonas no son reservorios de virus.
La siembra de cubiertas vegetales en el interior de la finca es otra de las buenas prácticas a seguir. Tanto para los setos como para las cubiertas vegetales, es recomendable seleccionar las plantas más adecuadas en cada caso, en función del cultivo y de los enemigos naturales que se necesiten. Para optimizar los setos y cubiertas vegetales, el CSIC experimenta con simulaciones informáticas que van a permitir averiguar el tipo de planta más indicado para cada caso, así como calcular la cantidad de ejemplares y a qué distancia deben colocarse en el seto.
Microorganismos
Los expertos consultados por Koppert coinciden en que un aumento del aporte de materia orgánica al cultivo contribuye a recuperar el equilibrio microbiológico del suelo. Según los datos ofrecidos por la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC, en cada metro cuadrado de suelo agrícola viven cientos de miles de invertebrados que dependen de los microorganismos y que tienen una influencia directa en las condiciones del cultivo. Se ha demostrado que las comunidades bacterianas del suelo compiten entre sí y son las que determinan la supervivencia de la planta.