La idea forma parte de unas conclusiones adoptadas en un consejo de Agricultura, con el objetivo de reforzar las políticas de apoyo a los jóvenes agricultores e invertir el problema de envejecimiento en el campo europeo.
En la actualidad solo el 7,5 por ciento de los agricultores tiene menos de 35 años, mientras que más del 30 por ciento tiene más de 65 años.
El texto aprobado dice que con el fin de "facilitar la transferencia de conocimiento e innovación y el intercambio de información y las experiencias profesionales en la UE, podría ser útil plantear programas similares al proyecto Erasmus, que los jóvenes productores pudieran disfrutar por un periodo breve, con el apoyo de las redes rurales nacionales y europeas".
Para ello, invita a la CE a "desarrollar unas directrices para establecer ese tipo de intercambio de experiencias, en el contexto de las redes rurales y de los programas nacionales de desarrollo rural".
La ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, que asiste a la reunión, señaló que "para España es una prioridad la incorporación de jóvenes a la política agraria".
Las conclusiones dejan claro que la renovación generacional en la agricultura es fundamental para la sostenibilidad y la competitividad a largo plazo de la agricultura.
Para esa renovación hace falta, subraya el texto, facilitar una ayuda a las inversiones y el acceso al crédito, así como asesoramiento empresarial y formación.
Entre otras medidas, se invita a la CE y al Banco Europeo de Inversiones (BEI) a poner en marcha "todas las herramientas disponibles" para facilitar unas condiciones de apoyo favorables a los jóvenes agricultores.
Las conclusiones dicen además que debería ser posible para los países, sobre una base voluntaria, dar créditos a jóvenes productores a un interés cero para la adquisición de tierra, cuando se cumplan unas condiciones.
El comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, expresó sin embargo sus dudas sobre la efectividad de esta posible medida e indicó que le preocupa que su introducción pueda tener un impacto no deseado desde el punto de vista de la inflación e incentivar la especulación en el precio de la tierra, según fuentes europeas.