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El precio del ajo y la cebolla extranjeros desplaza al producto español en la UE

La superficie sembrada de ajo para la campaña actual rondará las 23.956 hectáreas, lo que supone un incremento de aproximadamente un 5% respecto a la temporada anterior.

El sector del ajo y la cebolla en España atraviesa un contexto crítico. A pesar de que está siendo una campaña productiva, los elevados costes y la presión de la competencia internacional están poniendo en jaque la capacidad del mercado español para mantener posiciones en el exterior, siendo superado por exportaciones de mercados como el chino y el argentino.

Según los últimos datos de la Mesa Nacional del Ajo, la superficie sembrada de ajo para la campaña actual rondará las 23.956 hectáreas, lo que supone un incremento de aproximadamente un 5% respecto a la temporada anterior. En cebolla, durante la última campaña, España alcanzó unas 24.946 hectáreas cultivadas, con un crecimiento del 7,1% frente al ejercicio precedente.

José López de la Fuente, CEO de Grupo Lomar, principal compañía española de producción de ajos y cebollas confirma que la producción se mantiene en niveles aceptables, pero alerta sobre el trasfondo económico: “El campo cumple, pero el mercado nos está castigando. El ajo morado viene con calibres más pequeños, mientras que el violeta y el blanco se mantienen estables. En cebolla tardía, la previsión es buena, aunque los altos costes hacen que a pesar de ese esfuerzo seamos menos competitivos”.

El problema principal es lo que cuesta llegar al mercado. Los elevados costes de producción y de logística y las dificultades para acceder al agua de riego son cargas que no se comparten con productores en terceros países, donde estos costes pueden ser significativamente menores. También las regulaciones ambientales y sanitarias son más estrictas en España y en la UE, lo que encarece la producción local.

El sector español languidece por la competencia exterior

Un fenómeno particularmente relevante es la competencia exterior: productos importados de países con menores costes de producción ingresan al mercado europeo a precios bajos, erosionando la capacidad de venta de los productores españoles. En el caso del ajo, esto es especialmente relevante con el género de China y Argentina que, con precios claramente por debajo de los que hay en España, cada vez exportan más a la Unión Europea. Además, Egipto se ha destapado como un nuevo actor a tener en cuenta debido al elevado volumen de su producción de ajo que acaba en la UE.

“Estamos viendo cómo entran cebollas de terceros países a precios muy por debajo de los nuestros. Los precios altos nos hacen ser menos competitivos a nivel global y eso hace que las ventas en exportación hayan bajado notablemente. Esto nos obliga a jugar en un terreno desigual ya que sus costes de producción son mucho más bajos, lo que nos quita margen en exportaciones. España tiene producto de calidad, pero cada vez cuesta más venderlo fuera”, advierte el directivo.

En este contexto, la innovación aparece como un salvavidas. El sector avanza en mecanización y conservación, mientras que Grupo Lomar ultima la instalación de una máquina de cebolla pelada y nuevos sistemas de secado para alargar la vida del producto. “El consumidor está pidiendo más variedades, como la cebolla dulce o la morada. Si logramos diferenciarnos y aportar valor añadido, aspiramos a paliar parte del espacio perdido en el mercado”, asegura López de la Fuente.

Apostar por modelos de producción basados en Kilómetro 0 es otro punto clave para diferenciarse en la industria. En el caso de Grupo Lomar, centrar todos los procesos de producción en un radio de 60 km alrededor de su sede en Zarza de Tajo, en la provincia de Cuenca, le permite generar un producto de gran calidad y proximidad, reduciendo significativamente los costes y tiempos del transporte de la mercancía y las emisiones de gases contaminantes al beneficiarse de su cercanía con el principal centro logístico del país, Mercamadrid.

El sector del ajo y la cebolla en España se encuentra en un punto de inflexión: mantiene una producción estable y relativamente buena calidad en muchas zonas, pero los costes crecientes y la competencia internacional dificultan su rentabilidad. “El futuro del ajo y la cebolla españoles dependerá de la capacidad del sector para reinventarse sin renunciar a su esencia apostando por la innovación y reforzando la identidad del producto de proximidad. España cuenta con una cocina mediterránea prestigiosa, pero para mantener esta tradición es esencial seguir asegurando la calidad de los cultivos que aporten la materia prima con la que seguir cautivando los paladares de todo el mundo”, asegura López de la Fuente.