Artigas ha reiterado la apuesta de Zaragoza en "promover la producción local de alimentos, el acceso a los canales de distribución cortos para los pequeños productores y fomentar el consumo de productos de proximidad y agroecológicos, en definitiva, apostar por la soberanía alimentaria".
El pacto, firmado en octubre de 2015, pone el foco en el papel estratégico que las ciudades juegan en el desarrollo de los sistemas alimentarios sostenibles y la promoción de dietas saludables, como centros de innovación económica, política y cultural.
Asimismo, alerta sobre los obstáculos para el abastecimiento alimentario de las ciudades, entre ellos, el desequilibrio en términos de acceso y distribución, el deterioro ambiental, la escasez de recursos y el cambio climático, formas de producción y consumo no sostenibles, las pérdidas y el desperdicio de alimentos.
Este documento también previene sobre los procesos de urbanización y cómo afectan al impacto ambiental, así como la necesidad de replantearse las formas de abastecimiento de alimentos y agua.
Además, subraya la lacra social y de salud que suponen el hambre y la malnutrición, apostando por las oportunidades que ofrecen la agricultura urbana y periurbana para la conservación e integración de la biodiversidad en el contexto urbano/regional y en los sistemas alimentarios, contribuyendo así en la creación de sinergias entre seguridad alimentaria y nutricional, los servicios relacionados con los ecosistemas y el bienestar humano.