En ese sentido, el Grupo AN señala en un comunicado que el espárrago de Navarra puede escasear desde esta misma campaña porque al descenso de hectáreas, que se han ido reduciendo a la mitad en cada década para quedarse en poco más de mil, se añade la sequía y «el desánimo de los productores ante los bajos precios del año pasado, que les deja sin rentabilidad».
Ante esta situación, los agricultores cooperativistas pidieron al Grupo AN que creara la última herramienta que faltaba para la comercialización directa en internet del espárrago de Navarra fresco, en la campaña que ya se ha iniciado.
De esta forma, con precios atractivos para los consumidores, al evitarse los costes que conlleva la distribución tradicional, se buscan los márgenes de rentabilidad que necesitan los productores para no abandonar el cultivo.
El auténtico espárrago de Navarra, subraya el Grupo AN, «se está convirtiendo en un manjar cada vez más escaso, con un descenso constante tanto de hectáreas como de agricultores productores».
Los datos del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida Espárrago de Navarra revelan que en 1990 había 7.025 hectáreas, en 2000 se habían reducido a la mitad, con 3.522 hectáreas amparadas, y diez años después, en 2010, sólo quedaban 1.140 hectáreas que todavía bajaron el año pasado: 1.123 hectáreas.
En este cultivo, de marcado carácter social por la mano de obra que emplea tanto para la recolección en campo como en las industrias conserveras, los agricultores productores han pasado de 7.500 en 1990 a 3.082 en 2000 y tan solo 371 el año pasado.
En esta campaña, a la curva descendente de los datos del Consejo Regulador se añaden los efectos de un clima que, debido a la sequía que se arrastra desde el invierno, puede marcar una cosecha histórica, pero a la baja, porque muchos agricultores se desanimaron al no tener rentabilidad en 2011.
Los datos que barajan actualmente los técnicos sitúan el umbral de rentabilidad para el agricultor por encima de los 2 euros por kilo de espárrago de calibre superior a 16 milímetros.
Sin embargo, probablemente debido a la competencia desleal de países en vías de desarrollo y los efectos de la crisis económica, que prima en la opción de compra sobre todo el precio, en 2011 la media que pagó la industria a los agricultores productores fue alrededor de 1,80 euros por kilo, por debajo del umbral de rentabilidad.






















