El informe, titulado «Análisis de la campaña hortofrutícola de Almería 2010/2011» y presentado hoy, advierte de que los precios reales (una vez descontado el efecto de la inflación) de los productos hortofrutícolas han caído el 46 por ciento desde 1975.
Durante años, el sector ha podido hacer frente a esta tendencia gracias a la mejora de los rendimientos de las explotaciones, especialmente en el caso del número de toneladas cosechadas por hectárea, que ha aumentado el 122 por ciento en comparación con los registros de 1975.
No obstante, el estudio afirma que las mejoras de los rendimientos ya no son capaces de compensar la caída de los precios hortofrutícolas, de modo que la pérdida de rentabilidad, «al menos en términos de ingresos», ha cobrado «mayor intensidad desde 2005».
Sólo en la pasada campaña, los diferente productos hortofrutícolas registraron una caída media de las cotizaciones del 7,7 por ciento en la provincia de Almería, una de las principales zonas productoras de Europa.
De este modo, el valor total de la cosecha hortofrutícola almeriense cayó en la campaña el 7 por ciento, a pesar de que la producción aumentó el 0,96 por ciento, hasta 2.814.860 toneladas.
El estudio hace referencia a las «grandes ventajas» que tiene la gran distribución «a la hora de negociar precios» con los productores y las comercializadoras, debido a la importancia del tamaño en las relaciones comerciales.
Esta situación, añade, es aún más clara en la relación de las grandes cadenas con los suministradores de frutas y hortalizas en fresco, «generalmente de menor dimensión» y, por tanto, con menos poder negociador.
Según los datos del estudio, las hortalizas que mayores caídas de cotizaciones registraron la pasada campaña fueron el calabacín y el tomate, con descensos medios del 42,4 y el 24,2 por ciento, respectivamente, seguidos de la berenjena, con una bajada del 9,3 por ciento, mientras que el melón fue la fruta más afectada por esta tendencia, con una caída del 14,1 por ciento.
En el caso del pepino, la caída de la cotización media fue de sólo del 1 por ciento, lo que revela que la alerta sanitaria por la bacteria «E.Coli» registrada en mayo afectó, más que a este cultivo, a otros productos de mayor volumen.
A la caída de los precios hay que sumar el aumento de los costes de producción, que en la pasada campaña volvieron a repuntar un 2 por ciento.
Esta situación, en la que confluyen la reducción progresiva de los precios y el aumento de los costes, «va a conducir de manera casi segura a una reordenación del sector, en el que posiblemente primarán empresas de mayor tamaño y con amplia gama, y las muy especializadas en productos de menor demanda, pero más selecta», vaticina el estudio.
El informe advierte de que el futuro para el sector «se perfila complicado», tanto por la «reducción paulatina de la rentabilidad» como por las «repercusiones a largo plazo de la estrategia europea respecto a la PAC y los acuerdos comerciales con terceros países».
No obstante, apela a la «experiencia histórica positiva» del sector, que «ha sido capaz de resistir las embestidas que las circunstancias y la competencia le han propinado».
El estudio insiste en que es necesario «encontrar la vía para aumentar el precio obtenido por los productos», para lo que propone la apuesta por la calidad y la seguridad alimentaria, «las variables más apreciadas por parte de los consumidores», y la diversificación de la gama y el aumento del volumen de producto ofrecido para ganar peso.
Entre los aspectos positivos de la pasada campaña, el estudio destaca el nuevo récord de exportaciones hortofrutícolas almerienses, con un aumento del 8,2 por ciento en volumen, hasta 1.761.506 toneladas, y del 4,4 por ciento en valor, hasta 1.594 millones.
Así, el sector destinó a los mercados exteriores el 63,2 por ciento de su producción, el máximo de la serie histórica.






















