Se calcula que los hogares del Reino Unido desperdiciaron 7,3 millones de toneladas de alimentos en 2015. El informe insta a los supermercados para que suavicen las normas que impiden la venta de hortalizas ‘feas’ con el objetivo de reducir los desechos.
Esto pone bajo presión a los proveedores, ya que puede suponer un aumento de precios respecto a frutas y hortalizas perfectas. Se calcula que los puntos de restauración podrían ahorrar hasta un 12 por ciento mediante la compra de ‘wonky veg’.
Se calcula que el desperdicio alimentario cuesta a cada persona de Reino Unido una media de 200 libras por año, y se calcula que hasta un tercio de los alimentos producidos para consumo humano se pierde o se desperdicia en todo el mundo.