Para esa fecha, la planta debe ser capaz de suministrar al Poniente almeriense "al menos 7,5 hectómetros cúbicos para el regadío de unas 8.000 hectáreas de invernadero", informa Feral en un comunicado.
El objetivo es garantizar la supervivencia de los cultivos en aquellos sectores de riego que ya no pueden abastecerse con pozos debido a la progresiva salinización de los acuíferos, algo que sucede especialmente "en amplias zonas de cultivo ubicadas en El Ejido, La Mojonera y Roquetas de Mar, donde el deterioro de los acuíferos es mayor y, por tanto, es imprescindible contar con recursos alternativos a las aguas subterráneas", han incidido.
Aunque la planta desaladora de Balerma ya está en funcionamiento a un 30 por ciento de su capacidad, a juicio de Feral, los acuíferos del Poniente siguen "en peligro", y la falta de agua amenaza la producción hortofrutícola en miles de hectáreas que no tienen asegurada la cantidad ni la calidad de agua que necesitan.
"La puesta en servicio de la desaladora de Balerma es una buena noticia, pero llega con cuatro años de retraso y con una producción de agua de riego que es, a todas luces, insuficiente para resolver el déficit hídrico de la comarca", asegura José Antonio Fernández, presidente de Feral.
"Antes de la primavera y de la subida de las temperaturas, lo deseable es que el Gobierno aumente la dotación para riego hasta 20 hm3, de forma que los regantes del Poniente almeriense realmente se beneficien de una obra tan costosa", añade Fernández.
Asimismo la federación exige al Gobierno que comunique oficialmente el precio de venta del agua a salida de planta, y recuerda que esperan que el Ministerio de Agricultura atienda sus peticiones para rebajar el precio del agua desalada, "en la misma línea de las subvenciones concedidas a Murcia".
"No pedimos limosna, pedimos el mismo trato que en Murcia y un precio justo por el agua, cuestiones que no pueden demorarse en el tiempo", concluye el presidente de Feral.