Tenemos un problema muy serio de liberación de créditos y de intereses un 37 % más altos que el año pasado y no interesa si está por encima o por debajo de la Selic", la tasa de referencia oficial que está en un 14,25 % anual, lamentó el director ejecutivo de la Asociación Brasileña de la Agroindustria (ABAG), Luiz Cornachioni.
Antes de la rebaja, Cornachioni había advertido en diálogo con Efe sobre la preocupación del sector sobre la cosecha de 2016 y la incertidumbre sobre la "salud financiera" de los agricultores de Brasil, potencia mundial de alimentos y principal exportador mundial de algunos productos como café, carne, soja, naranja y azúcar.
El Gobierno de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, anunció el lunes una reducción del gasto público para intentar de enderezar las alicaídas cuentas y revertir el duro golpe que supuso para la economía del país que la rebaja de la nota de riesgo al nivel BB+, considerado como de ‘bono basura’.
En ese recorte de gastos, se prevé una reducción de 1.100 millones de reales (unos 285,1 millones de dólares) del presupuesto destinado por el Gobierno para comprar productos y permitir que el sector agrícola compense la caída de precios ante un escenario de alta oferta, lo que dificulta el acceso al crédito para el sector.
Además, el país enfrenta una inflación que este año se ubicará por encima del 9,0 %, el doble de la meta oficial y por encima del techo máximo del 6,5 %; previsiones de contracción del Gobierno para el producto interior bruto (PIB) de este año del 1,49 % y una crisis política que dificulta las propuestas de ajuste fiscal en el Congreso.
"El agricultor brasileño es un agricultor relativamente descapitalizado, sin capital de giro y sin liquidez", explicó a EFE el profesor del Núcleo de Economía Agrícola del Instituto de Economía de la estatal Universidad de Campinas (Unicamp), Antonio Marcio Buainain.
Para el economista, "la combinación de ajuste fiscal, que reduce transferencias de recursos, con la pérdida del grado de inversión, se traduce en crédito más escaso y más caro".
A pesar de que el cambio con un dólar disparado favorece a los exportadores, ese escenario "no salva" a la mayoría de los productores, debido que la compra de insumos es en moneda extranjera, comentó por su parte Luiz Cornachioni.
Buainain, en la misma línea, afirmó que los pequeños productores que se limitan al mercado interno no serán beneficiados con el alza del dólar.
Según un informe del banco holandés Rabobank, el costo de producción de soja en Brasil debe aumentar en un 12 %, principalmente con la importación de los "defensivos" (agrotóxicos) que puede alcanzar el 90 % y de los fertilizantes un 70 % más caros.
Frente a esas dificultades, el presidente de la patronal Sociedad Rural Brasileña (SRB), Guilherme Junqueira, contó a EFE que el agricultor se verá forzado a reducir el área de plantío a pesar de los altos índices de productividad del país, que vive una cosecha récord.
Junqueira, además, criticó el llamado "Plan Cosecha", por el cual el Gobierno concede créditos al sector, pero que según el ejecutivo reduce limita a los grandes y pequeños productores, porque los medianos no toman siempre lo que tienen disponible y las autoridades competentes dejan de transferir ese dinero que sobra a los demás.