Pequeños agricultores brasileños ven en las cooperativas un medio para superar los efectos de la escasez de lluvias o la fuerte competencia de empresas agrícolas y poder vivir así de los frutos de su tierra. La asociación Conviver, situada en Mirandiba, un remoto municipio enclavado en la zona semiárida del estado de Pernambuco (nordeste), es un ejemplo de cooperativa que organiza a los agricultores para que puedan vender sus productos a un precio justo y obtengan el máximo rendimiento de sus cosechas. Mirandiba, situado 423 kilómetros al oeste de Recife, la capital regional, tiene cerca de 15.000 habitantes, la mitad de ellos campesinos cuyos únicos ingresos provienen del cultivo de lechuga, mandioca, berenjenas y frutas.
«Hay una maquinaria nacional a la que enfrentarse y los agricultores no tienen mucha experiencia con eso», reconoce Dorivaldo de Sá, conocido como «Vavá», coordinador de Conviver.