Investigadores del Instituto de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo (IUIAD) de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) lideran este trabajo, en el que también participan el departamento de Química Inorgánica de la Universidad de Valencia, Anecoop, Nurel y las asociaciones agrarias AVA-Asaja y La Unió.
La investigadora del IUIAD Chelo González ha explicado a EFE que la utilización de plásticos acolchados convencionales, obtenidos a partir de derivados del petróleo, representa una forma efectiva aunque poco sostenible de mejorar el rendimiento de los cultivos en todo el mundo.
Estos plásticos permiten reducir la evaporación del agua, controlar el crecimiento de malas hierbas y prevenir el contacto directo de los cultivos con el suelo. «Ahora bien, su retirada suele ser costosa y encarece el proceso productivo por lo que, tras su uso, habitualmente son abandonados en el suelo, ejerciendo un impacto negativo sobre el medio ambiente», ha advertido.
Además, según la investigadora «no pueden ser reciclados debido a los elevados niveles de contaminantes que contienen», por lo que «una posible solución podría ser su quema in situ, aunque esto genera un serie de contaminantes aéreos perjudiciales como pueden ser las dioxinas». «Estos bioplásticos podrían dejarse sobre el suelo sin riesgo de contaminar el medio ambiente y evitando así los costes adicionales de su retirada», ha argumentado.