Hoogeveen detalló que en la versión inicial se han volcado datos a nivel continental sobre indicadores como la caída de precipitaciones, la biomasa o la evapotranspiración, que consiste en la cantidad de agua del suelo que vuelve a la atmósfera como consecuencia de la evaporación y de la transpiración de las plantas.
Ese proceso permite medir el agua que consume un cultivo durante una temporada concreta y calcular la productividad de los recursos hídricos cuando se relacionan con la biomasa y el rendimiento agrícola. El especialista añadió que la nueva base de datos servirá para observar las diferencias entre las distintas tierras de regadío y ayudar a los agricultores a mejorar sus prácticas.
Se calcula que por cada grado centígrado de calentamiento global, el 7 por ciento de la población mundial verá disminuir sus recursos hídricos en al menos un 20 por ciento.