El representante de China en el G20 (que agrupa a las veinte mayores economías del mundo) Dun Niu llamó en una rueda de prensa a compartir las innovaciones tecnológicas para ajustar la producción agrícola y satisfacer las necesidades de los países en desarrollo en ese ámbito.
Ese grupo de países pidió el pasado mayo a la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y al Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) un portal para medir y disminuir las pérdidas y los desperdicios, que actualmente suponen un tercio de los alimentos para el consumo humano.
El director general del IFPRI, Shenggen Fen, señaló que todavía no existe una definición clara de lo que son las pérdidas y los desperdicios de alimentos, por lo que llamó a las distintas partes a ponerse de acuerdo para poder actuar.
La iniciativa también pretende recoger un catálogo de buenas prácticas, fomentar el intercambio de información y estudiar las causas y los costes que suponen esas malas prácticas.
La mayoría de las pérdidas de alimentos se produce en el proceso posterior a la producción, la recolección, el almacenamiento y el transporte de los productos, sobre todo por la falta de infraestructuras adecuadas en los países en desarrollo, mientras que los desperdicios están más asociados a los hábitos de consumo en los países desarrollados.
Según datos de la FAO, las pérdidas de alimentos alcanzan un valor de alrededor de un billón de dólares anuales y son responsables de la emisión de miles de millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera, consumiendo unos 250 kilómetros cúbicos de agua y 1.400 millones de hectáreas de tierra cada año.