Latinoamérica

Mala campaña para la pera y manzana argentina en el mercado brasileño

A pesar de la crisis que está viviendo Brasil, las importaciones de peras y manzanas de ese país aumentaron un 15 por ciento en volumen en las últimas dos campañas, según Analista del Instituto de Estudios Económicos.

De esa situación, sacaron ventaja los países de la Unión Europea y Chile que durante ese período aumentaron sus envíos de manzanas y peras a Brasil en un 144 y 114 por ciento, respectivamente. Hace dos campañas, los productos argentinos representaban las tres cuartas partes de las importaciones brasileñas de fruta de pepita, mientras que en la actual campaña sólo alcanzan a la mitad, publica ADN Río Negro.

La única explicación a esta caída es la pérdida de competitividad que tiene la producción agroalimentaria argentina y que se ve agravada en cada una de las economías regionales. Se hace cada vez más difícil competir a nivel mundial con una inflación anual que supera el 30 por ciento, con una presión impositiva que es cada vez más asfixiante, con costes altísimos en los envíos y con un déficit de infraestructura a nivel energético.

Las economías regionales están recibiendo a pleno las consecuencias de las políticas macroeconómicas que han generado una fuerte disociación entre los costes de producción y los ingresos de los productores.

En el caso analizado se observa que para los brasileños estaría siendo más económico traer la fruta del Viejo Continente o de Chile con una mayor distancia a puerto, que desde Argentina, su histórico proveedor.

Este lugar que perdió Argentina dio a la UE la posibilidad de duplicar su participación en las importaciones brasileñas de frutas de pepita: del 15 al 35 por ciento y a Chile, que pasó del 8 al 15 por ciento.

Esta situación se agrava aún más a partir de la fuerte devaluación que está experimentando el Real y que acumula en un año más de un 80 por ciento de pérdida de valor.

Esto es un reflejo más de la clara pérdida de competitividad que están teniendo los sectores transables argentinos, y que en este caso también termina afectando el nivel de actividad económica del Alto Valle del Rio Negro y del Neuquén.