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Los ‘techies’ revolucionarán la agricultura

"Big data" (inteligencia de grandes conjuntos de datos), "start-up" (empresas emergentes ligadas al mundo de la innovación y la tecnología), drones (aviones no tripulados) o cámaras multiespectrales pueden parecer términos alejados de la agricultura, pero nada más lejos, porque la revolución tecnológica está en el sector primario.

El agricultor tiene que hacer frente a cada vez más y nuevos retos para asegurar la rentabilidad de su explotación -ahorro de insumos, siembra de cultivos rentables, conocimiento del estado de su tierra o tener localizado a su ganado-.

Por eso, la agricultura será una "gran demandante de soluciones tecnológicas en un futuro inmediato", según explica a Efeagro Gabriel Blázquez, responsable de proyectos Agrotech, iniciativa pionera en España, ubicada en Extremadura, que apuesta por potenciar la competitividad de la agroindustria con la incorporación de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) al sector.

Este ingeniero superior informático, con más de 30 años de experiencia en el mundo de las TIC, además de empresario agrícola, dice que la agroindustria es la apuesta del futuro, porque "ha sabido resistir la crisis mejor que otros sectores", y la tecnología es su gran aliada para lograr una "agricultura de precisión".

Hay que ahorrar en insumos (fertilizantes, fitosanitarios o combustible), controlar la eficiencia del riego, planificar la estrategia de producción agrícola y, además, estar pendiente de un mercado global, cuyos movimientos influyen inexorablemente en la conformación de los precios agrícolas.

No queda otra más que aliarse con una pléyade de nuevos profesionales nacida al albur de esta revolución tecnológica como científicos, informáticos, estadísticos, analistas de datos, humanistas de datos, matemáticos,… para lograr la información necesaria para que las producciones sean más rentables, eficientes y eficaces.

Blázquez explica que el "big data" correlaciona datos a nivel global, los relaciona entre sí y los aplica a una actividad concreta para que el agricultor pueda tomar una decisión acertada con la mayor cantidad de información disponible.

Así, por ejemplo, hay sequía en Australia, afecta a su cosecha de cereales, especialmente a la cebada, por lo que aumenta su cotización internacional.

A un agricultor al otro lado del hemisferio, como el productor español, estar información le puede interesar y así, en lugar de sembrar trigo, apostar por la cebada, que resultará más rentable; y todos estos datos circulan por Internet, sólo "hay que hacer alquimia con ellos", señala Blázquez.

No se pretende que el agricultor, "una persona muy ocupada en su explotación y pendiente diariamente del cielo", sepa manejar las herramientas "big data", sino que sea un especialista el que procese los resultados y los "traduzca" para que el agricultor siembre el cultivo con el que obtendrá los mejores precios.

Los drones equipados con cámaras multiespectrales toman imágenes remotas, de teledetección, que ofrecen mapas "de colores" que revelan las carencias hídricas o nutricionales de un cultivo y, cuando el agricultor tiene que aplicar algún insumo, sabe exactamente en qué lugar concreto de su explotación tiene que actuar.

"El dron sobrevuela 20 hectáreas de tomate, el agricultor recibe un mapa de cultivo y constata que hay dos hectáreas a las que no llega riego, además, se ha detectado en otro punto de la explotación el inicio de una plaga o falta nitrógeno", con todos estos datos localizados en un mapa el agricultor trata sólo donde es necesario, cita como otro ejemplo Blázquez.

No obstante, se trata todavía de un mercado "incipiente", porque "hay pocas soluciones y las que hay son casi a medida" y centradas, sobre todo, en monocultivos y grandes extensiones, pero el futuro se presenta halagüeño.

Muchas "start-up" están aún en fase de investigación y no adaptadas a todos los cultivos y zonas.

La mayoría de las soluciones están centradas en el mundo dron, así por ejemplo desde el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han desarrollado tecnologías para monitorizar y cartografiar cultivos leñosos en 3D o para detectar malas hierbas y saber así dónde aplicar el tratamiento adecuado.

La digitalización de la agricultura está a la vuelta de la esquina y coger el tren tecnológico llevará a una agricultura más competitiva.

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