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Los problemas del PSOE para aunar un criterio en política hídrica

El secretario general del PSOE va a necesitar agua de cualquier tipo -desalada, trasvasada o en lluvia- para apagar los fuegos por la política hídrica.

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Al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, no le llueve igual en todas partes. Para Aragón y Cataluña ofrece su receta desalación y para el Sur de España debe cuidar sus palabras desde que el presidente de los socialistas valencianos, Ximo Puig, le ha dicho que no es no. «No renunciaremos a los trasvases en la Comunitat Valenciana», refiriéndose al Trasvase Tajo Segura.

No es el único que se postula a favor de los Trasvases en las filas socialistas. El consejero andaluz de Agricultura, Rodrigo Sánchez de Haro, natural del levante almeriense, es bien conocedor de que lo que ha traido prosperidad a su comarca y pueblos del levante almeriense son los trasvases del Negratín-Almanzora y del Tajo-Segura, por lo que es otro que suma a la corriente de Ximo Puig al igual que la presidenta andaluza Susana Díaz.

Sánchez de Haro fue contundente hace una semana cuando preguntó ¿Qué sería de Almería sin el trasvase Negratín-Almanzora?. Muchos respondieron una continuación del Desierto de Tabernas.

Y en Murcia, el PSOE ha firmado una serie de acuerdos y programas para mantener la política de trasvases para que la horticultura murciana pueda seguir en pie.

Ante tanto lío, Pedro Sánchez trata de ofrecer cara amable y arrimarse a Mariano Rajoy en un pacto del agua. Un pacto del agua donde Rajoy lo tiene claro: «los trasvases son necesarios. Si es si».