Esta superficie cubre el 40,6 % de la superficie terrestre del mundo (excluida la Antártida), según un informe encabezado por un catedrático de la UIB.
El catedrático del Departamento de Geografía y miembro del Grupo de Investigación en Recursos Hidrológicos Globales y Cambio Global (Glowater) de la Universidad de las Islas Baleares, Enrique Morán, es el autor principal de un informe elaborado para la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho de Lucha contra la Desertificación.
El informe ‘The Global Threat of Drying Lands: regional and global aridity trends and future projections’ se publicó el 9 de diciembre, con motivo de la celebración de la conferencia de la Convención marco de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación, que celebra este viernes en Riad (Arabia Saudí).
Sequía y cambio climático
El informe documenta la crisis de sequía causada por el cambio climático y la amenaza que representa para la pérdida de humedad y, a largo plazo, de humedad para las personas en el medio ambiente, ha informado la UIB en un comunicado.
El análisis documenta científicamente la crisis de la sequía, que revela una amenaza existencial que afecta a miles de millones de personas en todo el mundo.
El informe encabezado por Morán señala el cambio climático causado por el hombre como el principal motor de este cambio. Las emisiones de gases de efecto invernadero de la generación de electricidad, el transporte, la industria y los cambios en el uso del suelo, y otras actividades humanas calientan el planeta y afectan a las precipitaciones, la evaporación y la vida vegetal , y crean las condiciones que aumentan la aridez.
Según detalla el informe, el aumento de la aridez, la pérdida creciente y a largo plazo de humedad disponible en los climas terrestres amenaza a las personas y al medio ambiente en casi todas las regiones del mundo.
Cada vez más, la degradación de la tierra relacionada con la aridez y la escasez de agua contribuyen a la inseguridad alimentaria e hídrica, la mala fertilidad del suelo, la pérdida de productividad de los cultivos y las plantas, la disminución de la biodiversidad, la degradación de los ecosistemas, las tormentas intensas de arena y polvo, los incendios forestales, la mala salud y la migración humana a gran escala.
Los autores han constatado que más de tres cuartas partes del suelo de la Tierra experimentaron un clima más seco durante las tres décadas anteriores a 2020, en comparación con el período anterior de 30 años, y que las zonas áridas globales se expandieron en unos 4,3 millones de km², hasta cubrir el 40,6 % de las tierras globales (excluida la Antártida).
Gran parte del reciente aumento de la aridez puede atribuirse al cambio climático causado por el hombre, señalan los investigadores. Si el mundo fracasa en los esfuerzos por frenar las emisiones de gases de efecto invernadero en el futuro, se prevé que otro 3 % de los humedales del mundo se transformen en zonas áridas a finales de este siglo, asegura el informe.
Mientras, el número de personas que viven en las zonas áridas se ha duplicado en las últimas tres décadas, hasta los 2.300 millones, más de una cuarta parte de la población mundial, y los modelos sugieren que hasta los 5.000 millones podrían habitar las zonas áridas en 2100 en el peor de los casos de cambio climático.
Señalan que evaluar y comprender las tendencias de la aridez y las proyecciones futuras es fundamental para desarrollar estrategias de adaptación y mitigación resilientes.