Especialistas y miembros del sector reconocen que existe expectación ante la iniciativa del gigante Amazon, que ha lanzado "Prime Now", un servicio de venta de productos frescos "online" que por ahora sólo estará disponible en 22 localidades de la provincia de Madrid.
"Perdemos entre 30 y 40 millones de euros al año, veo muy difícil hacer comercio electrónico (…) No hemos sabido hacerlo rentable". La sentencia es de marzo de este año y su autor es Juan Roig, el presidente de la principal cadena de distribución de España, Mercadona, cuyas palabras dejan entrever las dificultades de atraer a los consumidores hacia este nuevo canal.
Adquirir películas, música o incluso ropa por Internet es cada vez más frecuente, en contraste con los alimentos, en los que el volumen de ventas es ínfimo en comparación con el resto de canales.
Según datos oficiales sobre comercio electrónico, de los 300 millones de compras por Internet realizadas el año pasado en España, poco más de cinco millones pertenecía a la categoría de alimentos y bebidas.
Los datos del Informe del consumo de alimentación en España 2015 dejan poco lugar a dudas: la progresión de la comercialización "on line" frenó su crecimiento el pasado año y sigue por debajo del 1 por ciento, lejos del 44 por ciento de los supermercados, el 14 por ciento de los hipermercados, el 16 por ciento de las tiendas descuento y el 15 por ciento del comercio tradicional.
¿Por qué? Las costumbres del consumidor español a la hora de consumir frescos, la complejidad logística de la conservación y la entrega, o la falta de una apuesta decidida por este canal entre las grandes cadenas de distribución son algunas de las razones esgrimidas por los expertos.
"No es lo mismo en un país como Inglaterra, donde el producto fresco supone el 25 por ciento de la cesta de la compra, que en España, donde representa el 40-45 por ciento. La logística del fresco y trasladar la calidad de ese alimento es mucho más complicado", explica en declaraciones a Efeagro el director de gran consumo de la consultora Kantar, Florencio García.
El arranque del comercio electrónico alimentario es "bastante más lento que en el resto de sectores", una tendencia que ya esperaban debido a la tradición española de acudir a mercados y tiendas de barrio a adquirir frutas y verduras, donde ver, tocar, oler e incluso preguntar al tendero cuenta.
"Por ahora, las cadenas de distribución piensan que con la compra por Internet pierden dinero por toda la logística que necesitan para volúmenes de venta bajos. Y también hay miedo a perder la compra por impulso -esos productos que se adquieren aunque no estaban en la lista de la compra inicial-", detalla García.
En su opinión, las grandes empresas del sector se debaten entre no gastar demasiado en un canal que actualmente no funciona y el temor a perder el tren del comercio electrónico cuando se dispare.
Disponen de este tipo de servicio El Corte Inglés -líder entre las principales cadenas en venta "online" de alimentos-, Mercadona -que ya trabaja en renovar su página web-, Día, Carrefour o Alcampo.
"El comercio electrónico en la alimentación va a llegar, no sé si en cinco o veinte años, pero el coste posterior de adaptarse al cambio es muy alto", subraya García.
La oportunidad de futuro que supone este mercado ya ha provocado la aparición de supermercados exclusivamente "online", sin presencia física, como Ulabox, cuyo fundador considera que este tipo de negocio aún no acaba de despegar "porque las cadenas tradicionales no se han centrado" en esta apuesta.
"El ‘boom’ está a punto", augura su fundador, Jaume Gomà, quien asegura a Efeagro que su firma está triplicando en lo que va de año su cifra de negocio respecto al ejercicio anterior.
Parte de su estrategia se basa en ofrecer productos de mercado, biológicos, de pequeños productores y artesanales.