Dos tercios de los consumidores compran productos biológicos y alrededor del 50 % lo hacen con una gran frecuencia" explicó a Efe Burkhard Kape, del Programa de Agricultura Ecológica y Sostenible (BÖLN) del Ministerio de Agricultura y Alimentación alemán.
El 1 de enero de 2009, la Unión Europea (UE) puso en marcha un nuevo reglamento para la producción, control y etiquetado de productos ecológicos, definidos como los que respetan los ciclos naturales y evitan el uso de productos modificados genéticamente (OMG).
Sin embargo, desde los años 70, existen en Alemania varias asociaciones de agricultores ecológicos que buscan poner en marcha explotaciones biológicas con sus propios estándares de producción y elaboración.
"Las leyes de la UE son el mínimo establecido por políticos, grupos de presión, usuarios y economía. Es un patrón biológico y está bien que exista, pero para una política agrícola consecuente se necesita aún más compromiso" defendió en declaraciones a Efe Thomas Würfel de la asociación de productores ecológicos Demeter.
Agrupaciones como Demeter, Naturland, Bioland o Biokreis se encargan además de poner en contacto a las personas involucradas en las diferentes etapa de la producción agrícola.
El objetivo es "establecer una red entre nuestras empresas, poner en contacto a los productores con los encargados de procesar la mercancía, lo que genera también confianza mutua" explicó por su parte Gerald Kamphaus, de la asociación bávara de productores ecológicos Biokreis.
Biokreis cuenta con la peculiaridad de ser la primera agrupación de estas características fundada por consumidores preocupados por la alimentación saludable y la defensa del medio ambiente.
Sin embargo, el auge de la demanda de productos biológicos no está siendo acompañada por un aumento de los agricultores dedicados a este tipo de producción que, al contrario, descendió en los últimos años.
Según datos del BÖLN actualmente hay en Alemania unos 23.000 productores y 12.000 procesadores involucrados en la industria de la alimentación ecológica, que no son suficientes para satisfacer la demanda.
Esta escasez de producciones biológicas representa "un pequeño problema por el que Alemania tiene que importar muchos alimentos biológicos del extranjero, lo cual crea la duda de si se trata de realmente de productos biológicos o no" en opinión de Kamphaus.
"Además se requieren grandes trayectos que repercuten negativamente en el medioambiente" incidió el representante de Biokreis, que admitió sin embargo que el ideal de producir regionalmente todos los productos "no es posible".
Una de las críticas tradicionales que han debido enfrentar los productos ecológicos es su elevado precio que hace su adquisición insostenible para muchas familias.
