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La productividad agrícola mundial debe subir un 1,75 por ciento anual, según estudio

La productividad agrícola mundial debe subir un 1,75 por ciento anual para responder a las demandas de una población que alcanzará los 9.700 millones de personas en 2050, según se refleja en el "Informe sobre productividad agrícola mundial 2015", realizado por The Global Harvest Initiative (GHI).

En una entrevista con Efeagro, la directora ejecutiva del GHI, Margaret Zeigler, detalla que el índice se sitúa actualmente en el 1,72 por ciento y baja hasta sólo el 1,5 por ciento en los países en desarrollo: "Con estas cifras, por ejemplo, en 2030 África subsahariana solo podrá afrontar el 14 por ciento de sus demandas alimentarias".

El estudio, titulado "Building Sustainable Breadbaskets" ("Construyendo graneros sostenibles"), se acaba de presentar en la conferencia sobre seguridad alimentaria "Borlaug Dialogue", en Des Moines (Iowa, EEUU), en el que se entrega el World Food Prize.

Según Zeigler, este trabajo permite tener "una fotografía" del progreso del sector primario mundial y es una "llamada de atención" para aumentar la productividad agrícola y así poder "alimentar al mundo de forma sostenible".

Pregunta (P).- ¿Por qué es tan importante la productividad en la agricultura y, concretamente, analizarla?

Respuesta (R).- El aumento de la productividad agrícola permite generar más alimentos, maximizando el uso de los recursos que son escasos. Reduce los costes para los agricultores y los precios que pagan los consumidores, y libera tierra, capital, inputs y mano de obra para otros usos. Mejorar la productividad agrícola es parte de una estrategia destinada a alimentar al planeta de forma sostenible, mientras se reduce el impacto en los recursos naturales y se ayuda a afrontar la creciente demanda de comida, biocombustibles o piensos.

P.- ¿Cuáles son las principales conclusiones del Informe 2015?

R.- La productividad agrícola mundial debe incrementarse un 1,75 por ciento anual para responder a las demandas de una población que alcanzará los 9.700 millones en 2050. Actualmente, es del 1,72 por ciento, pero el porcentaje de crecimiento anual es mucho menor en los países en vías de desarrollo: sólo del 1,5 por ciento. Con estas cifras, en 15 años África subsahariana solo podrá afrontar el 14 por ciento de sus demandas alimentarias, lo que subirá los precios de los alimentos para los más desfavorecidos y hará necesaria una importación alimentaria significativa, ayuda alimentaria y que se usen recursos naturales de valor ecológico para la producción agrícola.

P.- ¿Cree que hay suficiente conciencia política para afrontar el desafío alimentario al que se enfrenta el planeta?

R-. No. No hay una comprensión de lo que es la productividad y de cómo puede ser medida y mejorada. La productividad contribuye a la sostenibilidad en la agricultura porque producimos más con menos recursos. Nuestro informe usa una medida -el factor de productividad total (TFP)- que relaciona las producciones agrícolas (cultivos y cabezas de ganado) con los insumos que se utilizan (tierra, mano de obra, fertilizantes, semillas, maquinaria y cabezas de ganado). El TFP mide la eficacia de la producción y hace posible que los agricultores y las administraciones sepan si lo generado proviene simplemente de aumentar los inputs o por un mejor uso de los recursos y la aplicación de tecnologías y productos innovadores.

P.- ¿Qué estrategia política, económica y científica permitiría lograr ese incremento sostenible de la productividad agrícola?

R.- En los países desarrollados (como EEUU, Japón, la Unión Europea o Canadá), los sistemas de producción agrícola tienen un gran potencial para mitigar el cambio climático y producir más comida con una huella más sostenible. En el caso de EEUU, deben movilizar a los sectores públicos y privados para incrementar la investigación y el gasto en desarrollo en un 3,73 % anual. Eso podría significar un 73 % de aumento de la producción agrícola para 2050 con mayor productividad y menos uso de tierra, número de cabezas de ganado e inversión. También aprovechar el potencial de la agricultura de precisión y combinarla con los avances en semillas, fertilizantes y tecnologías de productos biológicos para lograr ‘granjas inteligentes y conservar de forma inteligente’. Y extender la tecnología innovadora en cultivos, entre otros aspectos.

P.- ¿Y en los países en vías de desarrollo?

R.- Asegurar el acceso de los agricultores, particularmente de las mujeres, a la tierra, así como a las herramientas de mejora de productividad y de trabajo como los fertilizantes, las semillas híbridas y la mecanización. Extender y mejorar las infraestructuras de transporte, electricidad, financieras y de riego; invertir en investigación, en educación y en transferencia del conocimiento, sobre todo a los pequeños productores; reducir las barreras burocráticas y armonizar las regulaciones para mejorar el comercio y desarrollo de mercados, entre otras acciones.

P.- ¿Qué prácticas y políticas definen la agricultura sostenible?

R.- Los Gobiernos, los agricultores y el sector privado deben priorizar la agricultura, con la mejor educación y el acceso a las tecnologías seguras que les permitan crecer más, usando menos. Quienes lo hagan estarán en mejor posición para afrontar la demanda de alimentos y sus agricultores podrán ganarse la vida y mantenerse en el sector. Además, el uso de tecnología avanzada y las buenas prácticas conservarán más suelo y agua, y prevendrán la conversión de tierra y bosques en zonas productivas. Lo que ayudará a reducir el impacto del cambio climático en la agricultura.