El número de personas que pasan hambre en el mundo aumentó en 50 millones en 2007, como consecuencia de los altos precios de los alimentos, según ha afirmado el director general de la organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf.
Esta cifra equivaldría a decir que el hambre se incrementó para una población superior en varios millones, por ejemplo, a todos los habitantes de España.
El responsable de la FAO ha alertado del fuerte impacto del encarecimiento de los alimentos y de la energía en el sustento de la población mundial, durante una Conferencia en el Parlamento Europeo (PE), en la cual expertos de cuatro continentes estudiaron el papel de la agricultura para resolver la crisis alimentaria actual.
En la cumbre de la FAO celebrada en Roma, las conclusiones que suscribieron 180 países cifraban en 862 millones el número de personas que sufren malnutrición.
Diouf ha señalado que los más pobres han notado más el alza de precios y reclamó medidas urgentes, coordinadas entre los Gobiernos y las instituciones para poder solventar esta situación.
Los participantes en la conferencia han enumerado los factores que han propiciado la crisis, como el desequilibrio entre la oferta y demanda, el desarrollo económico de los países como China o India y la expansión de los biocombustibles.
Para la FAO, la especulación y las restricciones a la exportación agravan la crisis.
En la Conferencia, organizada por la presidencia francesa de la UE, ha quedado de manifiesto que es preciso duplicar la producción de alimentos en el mundo.
Tanto Diouf como el ministro francés de Agricultura, Michel Barnier, y el comisario europeo de Desarrollo, Louis Michel han resaltado que en los últimos años las políticas han «dejado de lado a la agricultura» incluso aquellas humanitarias y es preciso poner esta actividad en un primer plano.
En este contexto, los participantes han aludido también a la Política Agrícola Común (PAC) y al papel que tienen los subsidios europeos -criticados por los países emergentes-, para garantizar el abastecimiento alimentario.
El secretario de Estado español del Medio Rural, Josep Puxeu, ha defendido que la PAC no es un problema, sino parte de la solución a la crisis alimentaria mundial.
Esta discusión se produce cuando un grupo de países de la Organización Mundial del Comercio (OMC) están convocados para el día 21, con el fin de desbloquear la Ronda de Doha, iniciada en 2001 y cuyo objetivo es liberalizar los intercambios mundiales.
En ese sentido, el director de la OMC, Pascal Lamy afirmó que un acuerdo es «factible» y que si así se consigue, «habrá margen» tanto para las ayudas a los productores europeos como para las políticas regionales en el tercer mundo.
El ministro francés apuntó por el contrario que no es momento para potenciar un pacto en la OMC que ponga en peligro la agricultura europea.
Representantes de países de África han insistido en la necesidad de facilitar el acceso al mercado, como solución para poder mantener competitiva su producción, según el comisario de Agricultura de la comunidad económica de Estados del África del oeste, Ousseui Salifou.
Por su parte, el ministro de Agricultura de Marruecos, Aziz Akhannouch ha dicho que es necesario «acelerar la liberalización de intercambios agrícolas» y que la UE «no debe ver en ello una nueva competencia», sino una oportunidad.
La comisaria europea de Agricultura, Mariann Fischer Boel, confirmó que la semana próxima, en Estrasburgo (Francia) propondrá destinar el dinero ahorrado de la PAC para ayudar a los agricultores de los países pobres.
Esta propuesta podría suponer entre 750 y 1.000 millones de euros adicionales, dentro de los fondos que la UE destina al desarrollo.