El número de siniestros detectados por la Agrupación Española de Entidades Aseguradoras de los Seguros Agrarios Combinados (Agroseguro), hasta 30 de abril, supera los 542.000, frente a los 631.067 en el mismo periodo de 2023.
La mayor parte de los siniestros se han comunicado desde explotaciones ganaderas para la retirada y destrucción de animales, 466.185, que se traducirán en 32,21 millones de euros en indemnizaciones.
Otro de los datos que refleja «mejoras» respecto a la campaña anterior es la de las hectáreas de cultivo afectadas por siniestros: de enero a abril de 2024 han sido 233.479 has, frente a las 267.538 de 2023.
Por ahora, los frutales y la uva de vino han sido los cultivos que acumulan más previsión de indemnización, que se aproxima a los 50 millones de euros.
Fuentes de Agroseguro han precisado a Efeagro que, de momento, «la situación es más razonable, dentro de la siniestralidad alta que vivimos desde 2017, pero si ser tan excepcional como 2023«.
Han advertido, además, de que «la estimación crecerá» conforme avance el año, y una vez tengan que entrar las cosechadoras al cereal, avance la vendimia y los frutales.
¿Qué ha pasado en 2024?
El informe de siniestralidad hasta 30 de abril de Agroseguro ha reflejado que el año comenzó con un enero sin siniestros significativos, aunque la entrada de varias borrascas de forma consecutiva afectaron a cultivos de producción invernal en las primeras semanas del mes.
Febrero ha sido más cálido y húmedo de lo habitual, con la entrada por el noroeste de dos borrascas de origen atlántico, al inicio de mes y en la última semana, que produjeron viento y precipitaciones relevantes.
El viento sopló con fuerza en el litoral mediterráneo y causó daños en cítricos de la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia, «de por sí afectadas por las borrascas del mes anterior.»
Y también se vieron afectados los frutos rojos de Andalucía occidental y al plátano en Canarias.
Marzo ha sido el mes de las borrascas con nombre propio -«Mónica» y «Nelson»-, que descargando gran cantidad de agua y nieve en cotas altas, en ocasiones acompañadas de pedrisco, si bien «generalmente de pequeño tamaño y muy localizado».
En frutales, tanto en el sureste como en el oeste peninsular, los efectos de la inestabilidad atmosférica «incidirán en un deficiente cuajado y, por tanto, en una menor productividad principalmente en determinadas variedades de albaricoque, ciruela y melocotón«, han apuntado desde Agroseguro.
En abril, una bajada puntual de las temperaturas en la madrugada del 19 de ese mes en zonas de las comarcas de Rioja Alta (La Rioja) y Rioja Alavesa (provincia de Álava) ha derivado en daños en los viñedos por helada, de alcance «relativamente moderado».
Y ha sido «más importante» la irrupción, desde el norte de Europa, de una masa de aire ártico el día 22 de abril, que se tradujo en «un descenso térmico acusado» y en importantes heladas en amplias zonas de Castilla y León y al norte y al este de Castilla-La Mancha.
En este punto, Agroseguro ha destacado los daños de las heladas a la uva de vino en fase de brotación de órganos fructíferos, y de forma más puntual a los cultivos frutales, cereza y hortalizas.
Ha sido, en muchas zonas, un mes «muy seco» y cálido que ha afectado a la evolución de los cultivos que se encuentran en pleno desarrollo.
La sequía ha impactado en la evolución de los cultivos herbáceos en Aragón, Cataluña, suroeste de Castilla-La Mancha y litoral mediterráneo, zonas que siguen acusando la falta de precipitaciones desde el inicio del año agrícola.