La FAO explicó en un comunicado que esas guías permiten realizar estadísticas armonizadas y comparables entre los países con vistas a implementar políticas basadas en evidencias empíricas para asegurar el desarrollo agrario, el acceso a las tierras y la mejora de la seguridad alimentaria, entre otras cuestiones.
En concreto, los datos ofrecen una visión de la estructura del sector, incluidos el número y dimensión de las propiedades, el uso de las tierras, las zonas de cultivos, los sistemas de riego, el tamaño del ganado y el número de personas empleadas en la agricultura.
El nuevo programa mundial de censos, que cubre el periodo entre 2016 y 2025, contiene por primera vez criterios sobre la forma de obtener e integrar datos de pesca y de emisiones de gases de efecto invernadero causadas por actividades agrícolas.
Además, aconseja el uso intensivo de nuevas tecnologías para recabar datos, como los Sistemas de Posicionamiento Global (GPS), los Sistemas de Información Geográfica (GIS), los teléfonos móviles, las tabletas o los ordenadores portátiles.
Las imágenes de satélites también pueden ayudar donde los hogares y terrenos están claramente demarcados, según la nota.
Entre 2006 y 2015, 135 países llevaron a cabo censos agrícolas, muchos de los cuales necesitaron ayuda exterior ante su limitada capacidad para elaborar las estadísticas.
