La cooperativa citrícola San Alfonso de Betxí está ultimando un proceso de reestructuración mediante un plan de viabilidad para mantener la empresa en el mercado y los 2.500 puestos de trabajo en la Comunitat Valenciana y en Cataluña.
La reestructuración ha sido necesaria después de una crisis derivada de «una inadecuada gestión de la anterior cúpula gestora». Del éxito de la misma, han agregado, «depende un importante volumen de riqueza y empleo tanto en la Comunitat Valenciana como en Cataluña».
La cooperativa abordó este proceso con el apoyo casi unánime de sus más de 220 socios, que han convertido la deuda de su cosecha en préstamos participativos, y del 91% de los 800 proveedores de la Cooperativa, que respaldado también el plan de viabilidad.
El último frente para cerrar el proceso son las entidades financieras, de quienes «depende en este momento la suerte de la sociedad».
La dirección de la cooperativa mantiene que existe un «amplio consenso» de entidades financieras favorables al acuerdo, aunque unas pocas entidades «disidentes» están «dificultando la suscripción final del acuerdo».
Las entidades presentes en la operación son Bankia, Banco Santander, Banco de Valencia, Banco Popular, Cajamar, Bankinter, Banesto, BBVA y Caixabank.
La cooperativa, que cierra su ejercicio contable en agosto, comercializó en la campaña 2011-2012 unos 90 millones de kilos de cítricos lo que supone unos os 44 millones de euros en ventas. La mayor parte de sus clientes son grandes cadenas de distribución comercial europeas.
En el presente ejercicio ya se han iniciado las operaciones en el almacén de Ulldecona (Tarragona) que, en plena campaña, llega a contratar a unas 1.100 personas.
El próximo lunes inicia sus actividades el almacén central de Betxí, en el que se espera mantener unos 1.400 empleos en la fase media de la campaña.