El Gobierno aprobó ayer el denominado «Programa Nacional para la Promoción de un Estilo de Vida Saludable», que tratará de luchar contra la obesidad y en el que se invertirán cerca de 87 millones de euros en los próximos cuatro años.
El Ministerio de Sanidad estudiará prohibir fabricar, importar y vender determinados alimentos con alto contenido en grasas saturadas y obligará a los restaurantes de comida rápida a informar a sus clientes sobre el contenido calórico de sus productos.
También se modificará la ley que exige a quienes se apunten a un gimnasio presentar un certificado médico y se reducirá el límite de edad para hacer pesas en esos establecimientos de los 18 a 14 años, con el fin de fomentar el ejercicio físico.
Además, el Ministerio de Cultura y Deportes estudiará abrir al público las instalaciones deportivas en escuelas y edificios públicos cuando no estén siendo utilizadas por sus alumnos y empleados y deberá implementar la normativa que prohíbe la venta de alimentos con poco contenido nutritivo en máquinas autoservicio y cafeterías de centros educativos
El plan también propone estudiar prohibir los anuncios televisivos de alimentos muy altos en calorías en horario infantil, establecer descuentos fiscales a empresas por la compra de aperitivos que incluyan productos frescos y promover que las empresas inviertan en que sus empleados hagan ejercicio físico y abran instalaciones deportivas en sus edificios.
Con estas y otras medidas las autoridades israelíes quieren reducir las tasas de sobrepeso, que afecta a un 37 por ciento de los adultos israelíes y un 14 por ciento de los menores, y de obesidad, que sufre un 15 por ciento de adultos y un 7 por ciento de adolescentes.
El Ministerio de Sanidad israelí estima que la obesidad y las enfermedades derivadas suponen un coste de 5,8 millones de shekels (1,15 millones de euros) al año para la economía israelí.





















