Ha rechazado las malas prácticas, tanto de agricultores, como de almacenistas o distribuidores, porque considera que el mal aspecto de estos productos «hace un daño gravísimo a todo el sector».
Por el contrario, ha subrayado que la apuesta por la calidad repercutirá favorablemente en el consumo y en la imagen proyectada hacia los compradores, fundamental a la hora de elegir qué productos consumir. Respecto a los productores, ha reiterado que deben recolectar las frutas en su momento óptimo de madurez, para que lleguen en «todo su esplendor de aroma y sabor» a los compradores finales.