Entre los inmigrantes de primera generación son populares los chiles, pápalos y tomatillos, "pero también encontramos el maíz dulce tropical", dijo hoy a Efe John Taylor, profesor de agroecología sustentable de la Universidad Chatham de Pittsburgh.
El estudio, que comprendió visitas a 59 huertos de Chicago, de los cuales 19 estaban a cargo de mexicanos, permitió identificar 123 tipos de plantas comestibles, incluyendo 17 variedades de frutas, 27 de hierbas culinarias y 79 vegetales.
Según Taylor, que utilizó la información como base de su disertación académica para doctorarse en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, el pápalo, que es una hierba culinaria picante, es traído especialmente desde los estados mexicanos de Guerrero y Puebla.
Otros preferidos de los inmigrantes son uva, calabaza, pepinos y judías verdes, entre otros. "Los inmigrantes propagan plantas que les son familiares, y de esa forma se sienten más en casa, a pesar de la distancia", señaló.
El estudio señala que las huertas tienen múltiples beneficios sociales, culturales y ecológicos en una ciudad, en particular en urbes como Chicago, que con una superficie de 234 millas cuadradas es la tercera más poblada de Estados Unidos y la segunda con mayor población mexicana.
Los cultivos se hacen en cualquier pedazo de tierra, en el frente y fondo de la casa, en espacios comunitarios y hasta en macetas.
"Las huertas tienen el potencial de conectar a las personas con su pasado histórico y la comunidad, y en ciertos grupos étnicos se convierten en una forma de comunicación con los vecinos", dijo Taylor.
El estudio también comprendió 23 huertos plantados por inmigrantes chinos y 17 a cargo de afroamericanos, donde se produce desde melón amargo a espinaca, berros, frijoles, camotes o boniatos y coles.
Las huertas pueden ser además un "mosaico de culturas", dijo Taylor, porque las comunidades étnicas intercambian semillas y los productos son consumidos por todo el vecindario.