Dada la magnitud de la pérdida de alimentos y residuos a nivel mundial, el informe ‘Champions 12.3’ recomienda que se establezcan los objetivos para reducir la pérdida de alimentos y residuos. Actualmente, un tercio de los alimentos producidos no se llega a consumir y el impacto global de esta pérdida y de residuos asciende a 940 millones de dólares en pérdidas económicas y el 8 por ciento en emisiones de gases de efecto invernadero por año.
La zona euro desperdicia una media de 88 millones de toneladas de alimentos cada año con un coste de 143 millones de euros. La Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU (FAO) informa que la cantidad de alimentos desperdiciados en Europa podría alimentar a 200 millones de personas.
Algunos gobiernos ya han empezado a adoptar medidas, como el de Francia, donde se ha adoptado una legislación que obliga a los supermercados franceses a donar alimentos no vendidos a organizaciones benéficas. Igualmente, el Ministerio de Agricultura alemán ha destinado 10 millones de euros para el desarrollo de "envase inteligente" que utiliza sensores de chips electrónicos para comunicar la frescura de los alimentos y la seguridad de los consumidores.
Por su parte, Reino Unido, que es uno de los peores infractores en residuos alimenticios, ha lanzado un acuerdo denominado Compromiso Courtauld 2025 y que está encaminado a reducir los desperdicios de alimentos en una quinta parte.
El informe propone tres recomendaciones hasta 2030: en primer lugar, establecer objetivos de reducción de residuos; en segundo lugar, cuantificar los residuos alimenticios y vigilar el progreso de reducción; y, en tercer lugar, proyectar incentivos, inversiones y prácticas que reduzcan la pérdida de alimentos y residuos.