El volumen de las importaciones, que excluyen a los socios de Rusia en la pos-soviética Comunidad de Estados Independientes (CEI), ascendió entre enero y mayo a 57.299 millones de dólares, según datos publicados por el Servicio Federal de Aduanas ruso.
El intercambio comercial entre Rusia y Occidente no ha dejado de caer desde la adopción hace dos años de las sanciones y contrasanciones: en 2015, las importaciones a este país disminuyeron en un 36,4 por ciento.
En el sector agroalimentario, en el que están prohibidas las importaciones de productos perecederos procedentes de Occidente, las caídas más fuertes afectaron a verduras (10,1 por ciento), frutas (7 por ciento), lácteos (9,3 por ciento) o azúcar (8,4 por ciento), entre otros productos.
El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, anunció hace pocos días la prórroga por un año y medio, hasta finales de 2017, del embargo alimentario que se extiende, además de a la UE, a Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia y Noruega, entre otros.
La decisión parece ser definitiva pese a que la Unión Europea todavía no se ha pronunciado sobre si va a prorrogar o no las sanciones adoptadas contra Rusia por su papel en la crisis de Ucrania, que expiran el próximo 31 de junio.
Los Veintiocho prevén abordar en junio las sanciones económicas contra Rusia, antes de que finalicen el próximo día 31.