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Filipinas prohibe la reconversión en otros cultivos de las plantaciones de arroz

El Gobierno filipino impedirá la reconversión de terrenos agrícolas para otros cultivos que no sean de arroz para poner fin a la crisis de abastecimiento del grano, del que es el mayor importador mundial.

La medida pretende luchar contra los promotores inmobiliarios que compran a los campesinos pobres terreno barato cultivable para desarrollo urbanístico, según el secretario de Desarrollo Agrícola, Nasser Pangandaman.

Filipinas anunció ayer que invertirá más de 1.000 millones de dólares para conseguir satisfacer su demanda de arroz en 2010, aunque recientemente admitió que tendrá que comprar a los países vecinos hasta 2,7 millones de toneladas para cubrir sus necesidades para este año.

La senadora Loren Legarda advirtió a principios de mes que la carencia de arroz, un alimento esencial en su país, «espoleará disturbios sociales y la inestabilidad política».

La presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, ha declarado la guerra a quienes especulen con el grano y asegura que todo aquel que sea hallado ocultando existencias para manipular la oferta será encarcelado de inmediato.

Los gobiernos de la mayoría de países del Sudeste Asiático, en particular Camboya, Filipinas e Indonesia, trabajan contrarreloj para hallar una salida a la crisis del arroz, cuyo precio ha aumentado cerca de un 50 por ciento en los últimos dos meses y continuará subiendo todavía más, según todos los pronósticos.

Incluso Tailandia y Vietnam, los dos mayores productores, pondrán cuotas a sus exportaciones para garantizar que podrán satisfacer su demanda doméstica.

La subida del precio del arroz en el mercado internacional está causado, según los expertos, por la mayor demanda, el petróleo cada vez más caro, los efectos del cambio climático y la gradual desaparición de los arrozales en Asia.