Según Faeca este «acusado» descenso en la superficie sembrada de tomate se debe, por un lado, a las inclemencias meteorológicas sufridas en campañas anteriores y, por otro, a la mejora del precio de determinados cultivos, como los cereales y el algodón.
A su juicio, estas dos circunstancias sumadas al alto coste de producción del tomate industrial han provocado que muchos agricultores hayan sustituido este producto por otros más rentables en las dos últimas campañas. Respecto a los rendimientos previstos, las cooperativas andaluzas han precisado que «no serán tan sobresalientes» como los de 2010/2011 (78 toneladas/hectárea), ni «tan bajos» como los 2009/2010 (62 toneladas/hectárea). En la campaña actual, Faeca calcula que se recogerá una media de 70 toneladas por hectárea.




















