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España notifica una alerta semanal en las fronteras, la última de fresas con hepatitis

España notifica, de media, una alerta seria a la semana fruto de los controles fronterizos a los que somete a los alimentos importados desde terceros países; el último, este mismo lunes, por fresas con hepatitis A procedentes de Marruecos.

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En los últimos 12 meses, España avisó a la Red de Alerta alimentaria de la Unión Europea (Rasff) de 58 alertas, principalmente de Marruecos (13), Ecuador (11) y Australia (8) pero también hay de países como China, Perú, Pakistán, Egipto, Brasil, Reino Unido, Senegal, Chile, USA, Colombia o Túnez, entre otros.

En este mismo mes, el día 1 de marzo, España avisó al detectar en frontera una partida por presencia de aflatoxinas por encima del límite máximo permitido en arroz de Pakistán, según la información consultada por Efeagro.

Además, en estos últimos 12 meses, se han activado alertas en los puestos fronterizos por rupturas de la cadena de frío en alimentos; presencia bacteriana (salmonella, vibrio cholerae o E.coli); detección de parásitos como el anisakis en pescado; niveles de mercurio en pescado, cadmio o histaminas por encima de los límites permitidos en la UE; y aditivos no declarados.

Análisis de todas las partidas

A pesar de ello, el nivel de cumplimiento de los requisitos para entrar en el territorio UE es elevado para las partidas importadas desde terceros países y superan el 96 % tanto para alimentos de origen animal como vegetal, según el último informe (año 2021) publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).

Ese año, por ejemplo, se realizaron 239.651 controles en frontera a productos vegetales, de los que cumplían con la normativa europea vigente el 99,55 %.

El plan de controles oficiales establece que se haga inspección al 100 % de las partidas que se introducen en la Unión a través del análisis de muestras proporcionales al volumen de dicha partida.

El primer paso, según recoge el protocolo consultado, es el control documental de la partida (comprobación de los certificados y documentos que acompañan a la partida); control de identidad (inspección visual para comprobar que los certificados, documentos veterinarios y fitosanitarios u otros documentos que acompañan a la partida concuerdan con los animales, vegetales u otros objetos que componen la partida en sí).

Finalmente, se somete la muestra a un control físico (verificación de que el producto se encuentran en buen estado y se ajustan a la legislación comunitaria o en su defecto nacional; dicho control puede incluir o no toma de muestras para su envío a laboratorio).

Medidas ante incumplimientos en frontera

Según el plan vigente, cuando una partida es rechazada en frontera, como ha ocurrido con las fresas marroquíes con hepatitis A, las autoridades proceden a su reexpedición, transformación, destrucción, sacrificio (animal vivo) u otros tratamientos, en función del tipo de alimento y de las características que presenta y para no poner en riesgo la seguridad alimentaria y sanidad de los consumidores.

El puerto de Algeciras es uno de los más activos como puesto de inspección fronterizo porque por él pasan «más del 40 % de los cuatro millones de toneladas de frutas y hortalizas que importa España desde terceros países«, según los datos aportados recientemente por el Ministerio.

En este puerto y, según las mismas fuentes, se abren cada año 27.000 contenedores con «muchos miles» de productos analizados por lo que se dan «garantías razonablemente buenas de que los productos que entran cumplen con las garantías fitosanitarias que establece la UE, que son muy estrictas», según ha señalado recientemente en una entrevista en TVE el director general de Sanidad de la Producción Agroalimentaria y Bienestar Animal, Valentín Almansa.

Las importaciones, en el foco de las protestas

La ola de protestas que desde hace un mes protagonizan miles de agricultores en España y también en el resto de la Unión Europea ha puesto el foco en varios asuntos, entre ellos el de las importaciones de alimentos desde terceros países.

Los agricultores, y algunos países como España, defienden la imposición de cláusulas espejo para que los productos que entran en la Unión cumplan los mismos requisitos de producción que les exigen a ellos.

Además, desde ese tiempo, las propias organizaciones agrarias están poniendo énfasis en todo lo que ocurre con los alimentos que llegan a las fronteras como se ha podido ver con la detección de hepatitis A en fresas marroquíes.

De hecho, UPA, a colación de este caso, ha hecho un llamamiento a los consumidores para que opten por la fresa de Huelva porque son «sanas, seguras y sostenibles».

Este mismo hecho de las fresas marroquíes contaminadas con Hepatitis A ha llevado a AVA-Asaja a pedir medidas urgentes al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para esclarecer la situación y evitar posibles incidentes.

Fresas sin consumir

La Comisión Europea (CE) recalcó este miércoles que las fresas de Marruecos con hepatitis A detectadas en un punto de entrada de España no han llegado a los consumidores y precisó que no son necesarias «acciones rápidas» contra esas mercancías en el resto de la Unión Europea (UE), más allá del territorio español.

«No se necesita una acción rápida en cualquier otro Estado miembro de la UE diferente al que ha notificado la cuestión. En este caso, sería España», declaró el portavoz de la CE Stefan De Keersmaecker durante la rueda de prensa diaria del Ejecutivo comunitario.

España notificó el pasado 4 de marzo a la Comisión Europea la presencia de hepatitis A en fresas procedentes de Marruecos, tal y como se recoge en el portal comunitario RASFF (Rapid Alert System Feed and Food).

Las fresas con Hepatitis A, que entraron a Andalucía desde Marruecos a través del Puerto de Algeciras (Cádiz), no llegaron al consumidor porque no se pusieron en el mercado, según ha informado a la Junta la empresa de Huelva que las importó.

Se trata de 1.500 kilos de fresas que entraron por Algeciras el 19 de febrero. Según la versión que el importador ha dado a la Junta, las tenía vendidas, pero el comprador finalmente no se las llevó y se pusieron malas, por lo que no se distribuyeron al consumidor, han informado fuentes del Ejecutivo autonómico.