Uno de estos agricultores comentó que un cajón (arroba y media, es decir, 19,5 kilos) de estas mandarinas se paga incluso a menos de un euro. «O das la arroba y media a 50, 60 ó 70 céntimos o nadie compra. Y eso significa regalar la fruta».
Evidentemente, a esos precios no sale rentable ni recolectar estas variedades de cítricos. Si en otras campañas los márgenes de beneficio se estrechaban, ahora se pierde dinero. De ahí que no sea extraño que este año muchas mandarinas se pudran en los árboles. Así lo cree también el director comercial de Coopego, Ximo Sala, quien coincidió en que «es muy probable que se queden bancales sin recolectar». Sala advirtió de que la situación es «dramática» y apuntó que, por las buenas condiciones meteorológicas de los últimos meses, ha habido una buena cosecha de estas variedades, pero no se vende porque no hay demanda en Europa. «El problema, más que los precios, es que no hay compradores. Hay una buena producción y es difícil encontrarle mercado». La crisis económica en Europa contrae las exportaciones. No hay consumo. Y en el mercado interior tres cuartos de lo mismo. Incluso las naranjas se han contagiado de la caída de precios, aunque el desplome no es tan acusado como en las mandarinas. Según Freshplaza
